Ventoso verano desde mi ventana. Poca lectura de periódicos. Me llama la atención Millás. Titula: ¿por qué se fue al carajo la república?. Responde: porque sólo había una. Y no dos. Como las Españas o las visiones duales del Hola sobre la monarquía. Esto lo dice él. O muy parecido.
Es todo un síntoma. Es verano, repito. Hay viento, tormentas y sol de injusticia como en un agosto cualquiera. ¿Qué hace Millás masturbándose por la república o las dos Españas? Son agotadores. El mundo cambia a toda velocidad, los retos intelectuales son apasionantes, todo es disruptivo. Y los que dicen que son la intelligentsia ibérica mirándose el ombligo para llenar una página de periódico.
Resortes mentales podridos. Aburridos. Curiosidad, apertura al mundo, miradas limpias, todo constreñido a una batalla local que produce un profundísimo sopor y una mediocridad generalizada. Más el sentimiento ridículo de gente que quiere vengar o ganar lo que sus abuelos dicen haber perdido. O ganado. O soportado.
Juaristi. Un eco que me trae el viento. Que nuestros padres mintieron. Y seguimos contándonos historias para ignorar el presente verdadero. O mirar a Shanghai y Sillicon Valley, que es donde la vida está dando sus verdaderas vueltas.
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