Sus progenitores tampoco terminan de salir de su asombro, pero acarrear infantas en edades de duende supone centrarse en muchas cosas prácticas, entre ellas no luchar con aspas de molinos: ya veremos, dijo un ciego, y se quedó sin ver. Pero como al final termina uno por hacerse su cultura y su manera de salir adelante en este mundo, y vale más un Don Antonio que te desasna que un temario gubernamental, lo mejor es recordar las chorradas al cuadrado que tuvo que tener la enterrada EGB. Los padres sacan la calculadora y tienen dudas de que fueran tantas como las del presente.
Verbigratia: ciertas nociones sobre el románico se imparten a una tierna criatura de casi doce años. Podemos apostar que no le interesa demasiado, la Wii hace estragos. Pero entre eso y comprobar que los ejemplos del románico pertenecen a la Comunidad de Madrid, ciertamente reconocida por su lugar en la historia de la arquitectura, se llega a la conclusión de que con la Wii está mucho mejor, que ya viajará y se tropezará con las cosas.
A todo esto, este lío es de Esperanza y el de antes, que tiene un trago. Si alguien tiene el detalle de pasarme el románico en las Islas Canarias veremos de qué es capaz la borrachera de mediocridad local que impera.
(Mientras, Sillicon Valley sigue avanzando: no diré que esto con Franco no pasaba, que es caer en el eterno y grácil bucle de nuestra miseria intelectual)
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