domingo, agosto 19, 2007

Tiranos, banderas...


En el marasmo de las cosas resabidas, figura aquéllo de que no se podía aceptar que Chile derivara democráticamente hacia el socialismo por la irresponsabilidad de su propio pueblo. Por esa cuestión, tuvimos a Augusto Pinochet al cargo y la peor prensa del mundo para la Escuela de Chicago. ¿Fue Kissinger, no es cierto? Víctor Jara torturado no es la mejor tarjeta de visita para un intento tan loable, un hito que permitió a Pablo Milanés hacer un verso grande con aquéllo de volver a pisar nuevamente las calles de lo que fue Santiago ensangrentada.

Chávez es un remedo entre Fidel Castro y Allende. Suena obsceno comparar a Allende con Chávez. Después de todo, le tenemos por un hombre con categoría intelectual y paradigma de la defensa constitucional con la propia vida. Por mucho que yo piense que no fuera un presidente que promoviera la mejor agenda económica para su país. Con frases simplificadas, tendré comentarios que me confundan el culo con las témporas de este post. No pasa nada, es verano. Si digo que se mezcla con Castro es porque Chávez va conduciendo a su amada Venezuela al socialismo del siglo XXI (sic) con el mismo sistema de atornillamiento progresivo que el Comandante aplicó desde enero del '59 hasta suprimir todo vestigio de iniciativa privada: no entro en detalles de los presos, la censura y la libertad cercenada.

Chávez es como Allende porque va soportándose en el voto de un pueblo manifiestamente irresponsable. En vez de irresponsable, puedo decir embaucado. Ahora es cuando me llamarán golpista. No, no va de eso. De lo que va es que, en ausencia de guerra fría, visto el heroico papel del general chileno que creía que los araucanos procedían de los griegos dando al chileno un aura de ser superior (el nacionalismo tiene unos cuentos fantáticos), la CIA no debe tener la menor tentación de inventarse una operación Granada o Cara de Piña y sacar a Hugo a tiros. Incluso estuvo aquella cosa bananera de la que parece ser que Aznar andaba enterado. Un puro sainete. Es decir, que las mentes preclaras de la inteligencia que alimenta a Bush, deben pensar que es mejor que arruine el país él solito, que es más provechoso y práctico y no tenemos más líos como los iraquíes o los afganos.

Recapitulando, diría que también es obsceno comparar a Fidel con Hugo. La memoria enciclopédica del cubano, su agudeza y astucia no son las de este parvenú. Tampoco sus delirantes años finales y no tan finales de manipulación de la realidad, pero es que el poder absoluto también corrompe absolutamente las mentes. Chávez es tan obvio en su idolatría que hasta el propio Castro se debe mear de la risa de ver cómo le hace la pelota. En silencio, pues de paso ha encontrado otro que le paga la fiesta.

Ahora que ya se ha destapado y que no tiene rubor en montar los mecanismos jurídicos para que con toda legalidad se perpetúe en el poder hasta el final de sus días, empieza la cuenta atrás. La cuenta atrás de cuando aparecerá el primer perseguido político en Venezuela que pida asilo político fuera de sus fronteras, por ejemplo en España, y todo el mundo mire para otro lado por si Hugo se cabrea y hace algo con el petróleo. O te expropia un Santander. Preparémonos para futuros ejercicios de cinismo de liberales, conservadores y socialistas todos ellos defensores de la libertad. Es un viejo cuento el de la coherencia con la decencia.