jueves, agosto 16, 2007

Identities


Mis sobrinos, bien lo sabe Citoyen, están conmigo este verano. Y yo con ellos: la otra noche se quedaron adheridos a la caja tonta con un programa dado en llamar Identities. No puedo decir en qué consiste, sólo que la palabra se quedó en esta mente mía por lo que con frecuencia le preocupa, la monserga de la identidad y su defensa legal. Me sorprendió, porque la otra mañana el diario oficial del progreso publicaba a cuatro columnas la extraordinaria exclusiva de que la radio y televisión públicas, eso que García llamaba la mejor de España, esa que comúnmente referimos como el ente, se iba a dedicar a defender la identidad española. O a construirla. Puede que a inventarla.

La primera paradoja surge porque los que quieren vender una identidad empiezan por venderla en inglés. Que podría ser un punto en favor de los que dirán que no se trata de una identidad españolista. Vale. Pero no deja de ser contradictorio: el sistema educativo es incapaz de que nuestros mozalbetes hablen correctamente (dejémoslo en decentemente) la lengua franca del mundo, pero ahí estamos, haciendo patria desde la tele en idiomas variopintos.

Pero la paradoja real es saber entonces en qué se diferencia(rá) la te-uve-e de sus homónimas defensoras de identidades ciertamente complejas como la catalana, la vasca o la murciana. Mi sobrina se ha de chupar un absurdo texto sobre la edad media para mantener sus conocimientos de la portentosa asignatura del presente conocida como "conocimiento del medio" o un nombre más feo, que los hijos no son míos. Hay un apartadito para explicar lo que pasaba durante la baja edad media en la comunidad de madrid, algo de por sí misterioso, pues me gustaría que alguien me demostrara que tal cosa tuviera entidad. No hay una palabra, en cambio, sobre San Agustín ni sobre la escuela de traductores de Toledo, ni sobre Averroes. Los sucesos de la comunidad de Madrid resultan ser inquietantes: verdaderamente, la nada elevado a relevante.

Por supuesto, todas estas cosas las pienso porque no entiendo qué carajo hacen los gobiernos construyendo e inventando identidades de nadie. Buena razón para cerrar las televisiones públicas, que parecen no tener otro cometido real aparte del de costarnos dinero para lo que nos da gratis telecinco, que mientras no piense que la identidad da dinero no pondrá demasiado empeño en ello. Afortunadamente, tengo novelas y puedo cambiar de canal para cuando les dé por la osadía.