lunes, noviembre 19, 2007

Por la salvación del alma


En las crónicas anuncian que Manuel Marín deja la política para dedicarse a la lucha contra el cambio climático. Es el síndrome Guevara. Uno, dos, tres, mil Viet-nam confundiendo el culo con las témporas y jugando a dios. Es el síndrome de Cruzada, el del Milenio, el de Alonso Quijano. Malthus y el Apocalipsis en tu jardín.



(ideas en formol: la enésima destrucción del mundo. Ya lo hemos vivido, Marín también, cuando la bomba hache era el anticipo de la desaparición y llenábamos las calles contra los misiles que apuntaban a la URSS pero no contra los que desde Rusia apuntaban la plaza de tu pueblo: qué harías tú en un ataque preventivo de la URSS, decía la tonada. Las armas atómicas siguen ahí, son más peligrosas que nunca, pero los tornados son mejor causa para volver a llenar las aceras que los controles de seguridad de las bombas)