martes, diciembre 19, 2006

Una solicitud de secesión democráticamente expresada


Se puede decir democráticamente que no. Pero lo que no se podrá democráticamente negar es el derecho con la ley en la mano a debatir sobre él via reforma constitucional:
Aunque no dieron a conocer el detalle articulado de su propuesta, Tardà y Ridao explicaron que pretende un cambio total del Título Preliminar de la Constitución, el que incluye la definición del Estado español; del Título VIII, el que trata de la organización autonómica; y de numerosos puntos de los restantes títulos para adaptar el Senado, el Poder Judicial y el Tribunal Constitucional a la concepción federal y plurinacional del Estado.

Entre los cambios a introducir se propone la eliminación del actual artículo 1.2, que considera al pueblo español sujeto único de la soberanía, y del artículo 2, que consagra la "indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles". Estos preceptos se sustituirían por otros que reconocerían a las "unidades que componen el Estado, naciones, nacionalidades y regiones", así como "su derecho al autogobierno y el derecho de las naciones a la secesión"
La ventaja de debatir es que cabe la posibilidad de que incluso escucháramos argumentos. Puede que en un inesperado alarde intelectual por parte de todos se discutiera no sobre las esencias de una identidad, los pueblos, los relatos de la historia a conveniencia de cada cual, sino puede que sobre elementos decididamente prácticos: ¿quiere que sus padres, vecinos de otra comunidad, sean extranjeros? ¿su acción exterior será más fuerte? En caso de separarse, ¿aceptaría renegociar sus condiciones de adhesión a la Unión Europea? En caso de permanencia, ¿cree usted que los demás tienen derecho al menos a pedir unas condiciones mínimas de lealtad al conjunto del sistema? O dicho de otra forma: si su petición es democráticamente respondida con un no ¿va a decirnos que es una imposición, va a ser causa de un proceso iterativo infinito hasta que no tenga vuelta atrás o va a ser una opción basada en criterios racionales?. Más asuntos prácticos: ¿puede despojarse de la nacionalidad española a los escindidos? ¿aceptaría usted que pudieran votar un eventual regreso a la unión?

Qué difícil es centrarse en la verdadera práctica y no en los discursos. Por ejemplo: decir democráticamente que no, tampoco impide que el estado funcione territorialmente de otra manera. Por ejemplo, ¿tiene que estar todo en Madrid? La incompetencia absoluta del traslado de la CMT augura un fracaso absoluto en discutir serenamente lo que es un estado y su práctica territorial. Fíjense: hablar de cosas prácticas tiene a descafeinar mucho la integridad territorial y la necesidad angustiosa de autonomías o indepedencias: tótems psicológicos.