Un nuevo objeto volador no identificado en el horizonte: van Montilla y Carod y se sacan de la manga una vicepresidencia. Para el segundo. Más o menos nadie dice nada pero, de repente, los convergentes, con esa cosa de Felip Puig al frente, tropiezan con un hecho sorprendente: no está previsto en el estatuto. Pero ese no es el tema. El tema es que eso es una españolización de la Generalitat. Ah.
Pobrecicos los carpetovetónicos que todo es malo o tontorrón si resulta español. Me suena a mí que el mundo, los clubes de fútbol, las asociaciones de coleccionistas de soldados de plomo y los clubes de fans de Bisbal tienen vicepresidentes. Incluso vicepresidentas, que no veo cuota fémina en la cosa catalana. Pero el hecho de ponerlo en el Govern de Catalunya resulta una peculiaridad genuinamente española. Dizque molesta. En una multinacional americana, todo lo que nosotros llamamos director de suele llamarse vice-president.
Todo esto se dice en público, claro. Y luego todo el mundo se extraña de que la gente no vaya a votar. Si es que ni teniendo fe en la patria. Si me apuran, es la segunda de racismo en pocos días, que está ya lo de haber cedido la Generalitat a un español. (Uy, ya me parezco a Federico: se me va a dar de baja alguno en el bloglines)
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