lunes, octubre 31, 2005

Carta, con todo el cariño, de un republicano a Felipe VI (si llega)


Estimado Sr. Felipe de Borbón y Grecia:

Soy republicano, pero no se asuste: ni deseo que le corten la cabeza ni pretendo que le remitan al exilio. Sólo pretendo sembrar en usted la semilla para que germine su libertad interior y brote hacia el exterior.

¿Sabe una cosa? A mí me parece que usted, que ha tenido una educación de élite, que no parece haber sido educado como un niño mimado, que a pesar de la transcendencia de la institución tampoco ha vivido en una jaula de cristal ignorando el mundo; usted que ha viajado, que tiene un tío exiliado que no es más que rey en el papel; usted que se observa cada mañana en la ducha y que no encuentra nada distinto de sus guardaespaldas que pueda llamar la atención salvo que, probablemente, es más alto que sus matones… Usted, digo, seguro que más de una vez se ha hecho una pregunta evidente: si la monarquía es algo con sentido.

Supongo que hasta ahí lo admitiría en público, pues es un hombre del siglo XXI. ¿Quién no va a admitir que convive con la duda, con la reflexión permanente, con el incansable debate por encontrar mejores respuestas? ¿Quién no aceptaría hacerse una reflexión que, de no hacerse, le haría pasar por un estúpido? Por supuesto que se la ha hecho y que lo admitiría, es lo mínimo que podría hacer si se encontrara con el cuestionamiento – algo imposible de evitar, estamos más allá del 2000 – sobre su trabajo, porque hasta los británicos se han permitido el lujo de llenar el país de encuestas sobre la función y la validez de los monarcas.

La diferencia es que yo creo que usted se ha contestado de una forma inusual. Que es usted plenamente consciente de que se trata de una majadería y que sólo su sentido del Estado le lleva a “soportar la carga”. Es más, seguro que se autoconvence de haber tomado la decisión correcta en su vida por aquello del servicio y el sentido del deber. “Yo, que seré el Rey, y sé mejor que nadie lo absurdo que es, no me creo nada de esto, debo continuar por el bien del país y los españoles, que es lo que me ha enseñado mi padre, el héroe del 23 de febrero”. Pero estoy plenamente convencido que en esos minutos solitarios que pasa usted cada noche antes de dormir, o cada mañana cuando todavía predomina el silencio y ningún teléfono y ningún periódico le han alterado la calma, usted se ha dicho que no hay fundamento en este mundo para justificar que se pueda ser jefe del estado sólo por ser hijo de quien se es.

Todo esto por no hablar de la ausencia de vida privada, de ese escrutinio constante en su ya algo madura existencia por saber con quien o con quien no ha pasado usted sus noches. Por no poder bañarse desnudo en Mallorca y que nadie repare en ello, por llevar siempre a un guardia civil camuflado tras del coche cuando le dejan conducir, por no poder poner una excusa como las de todo el mundo para librarse del tedio de una cena oficial. Ni siquiera puede usted decir abiertamente que es del Atleti, ese equipo tan poco monárquico y de tan poca clase, aunque todos lo sepamos. Tiene sus compensaciones, es cierto. Se conoce gente interesante, no se tiene que ocupar uno de nada para tener que comer, se tiene piscina, coches, casas de verano, las atenciones constantes de aduladores y de gente que de modo sincero quieren complacerle. Es posible hasta hacer buenos negocios en silencio. Y eso siendo honrado, que no me cabe duda de que usted y su padre lo son.

Pero a pesar de esas ventajas, estoy seguro de que usted ni cree en ello, ni le gusta. Que le gusta más esquiar y mirar por un telescopio para reconocer las estrellas. Además, la cosa va tan bien, la monarquía es un florero de tal dimensión, la estabilidad es tan grande a pesar de estos separatistas (que en parte lo son porque sus bisabuelos apoyaron otra rama de su familia), que ni siquiera cabe esperar un momento heroico como los que tuvo que vivir su padre. Que tuvo su mérito: dejar que todo el mundo lo creyera tonto para como un Claudio cualquiera llegar al trono y poner a Adolfo Suárez, para salir en la tele y decirle a los generales que con él no contaran, tener el temple de afirmar que Sofía es una gran, gran, profesional. Precisamente por todo ello, porque su padre le sacó de la cama en la noche del 23 de febrero, usted sabe de qué va el grado de sacrificio personal que significa hacer esto bien y, por ser un hombre de su tiempo, también sabe lo absurdo que resulta para su intelecto.

Haga una cosa por su bien y el de su hija recién nacida. Cuando llegue el momento, no abdique, pero fuerce que le hagan un referéndum por la monarquía. Si lo pacta con los partidos, será un alivio para todos. Se podrá marchar en silencio. Nadie mejor que usted sabe el calvario al que va a ser sometida su hija dentro de pocos meses en un mundo en que las reinas sólo son cantantes como Britney Spears, tan bajo ha quedado todo. Desde que supimos gracias a ese otro pobre que es el príncipe Carlos que las novias de los reyes también usan tampax, qué sentido tiene todo. ¿Se imagina lo que va a ser la prensa especulando en qué momento tendrá su hija su primer período? ¿Su primer sujetador? ¿Podrá evitar las fotos en bikini? ¿Su primer amor y con qué hombre se casa? ¿La educarán como a usted, en las tres academias militares? ¿La tendrán que enseñar a poner firme a los generales y, muy responsable, será capaz de hacerle saludo militar en el primer desfile en el que le pongan uniforme, como hizo usted con su padre? Un padre que se conmovió, es cierto, lo vimos en la televisión. Piense que, nada más nacer Leonor, ya han tenido ustedes que tomar la precaución de registrar su dominio en Internet. Y que ya tiene un blog. En menos de un día.

Me da la sensación de que usted es más republicano que nadie. Porque nadie puede saber mejor que ser rey, no es nada.

Suerte.

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jueves, octubre 27, 2005

De nuevo, injurias al Rey y Losantos (pasando por Otegi)


El diario El Mundo de hoy recoge un interesante artículo sobre las argumentaciones que la fiscalía y la abogada defensora realizan en la vista que el Tribunal Supremo dedica a la acusación por injurias al Rey que, presumiblemente, pudo realizar Arnaldo Otegi al calificarlo de "jefe de los torturadores". El Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, absolvió al acusado.

El artículo es de pago, así que extraigo un par de párrafos interesantes y que reflejan las posturas opuestas acerca del Caso Losantos, las que servidor de ustedes ha defendido aquí y las contrarias sostenidas sólidamente por Ricardo Royo-Villanova:

Por un lado:

Rebatiendo al TSJPV, que consideró que las manifestaciones del acusado se realizaron «en un ámbito político e institucional», el fiscal opinó que la figura del Rey no es equivalente a la de un político que, de acuerdo con la jurisprudencia, debe soportar un mayor nivel de crítica pública dada la importancia de la libertad de expresión en un sistema democrático. Navajas recordó que ni el Supremo ni el Constitucional ni el Tribunal Europeo de Derechos Humanos admiten que el derecho a la libre expresión ampare manifestaciones mendaces y subrayó que el acusado no ha probado de forma alguna que Don Juan Carlos «imponga su régimen mediante la tortura y la violencia», tal como dijo a la prensa.

Por otro:

...para la defensora de Otegi las manifestaciones por las que es acusado de injurias no pueden analizarse fuera de su contexto, «que el fiscal olvida». Goiricelaia recordó que la rueda de prensa se produce en el momento en que «se ha cerrado un periódico [Egunkaria], se ha detenido a varias personas y hay denuncias de torturas»...

...en todo caso, a su parecer, Otegi lo único que hizo fue una «crítica política al amparo de la libertad de expresión». «¿O es que el hecho de ser el jefe del Estado español y tener una dignidad especial impide a los ciudadanos criticarle? Si la Constitución dice que todos los ciudadanos son iguales, el Rey también»


La manifestación textual que se atribuye a Otegi es:

«¿Cómo es posible que se fotografíen hoy en día en Bilbao con el Rey español, cuando el Rey español es el jefe máximo del Ejército español, es decir, el responsable de los torturadores y que ampara la tortura y que impone su régimen monárquico a nuestro pueblo mediante la tortura y la violencia?».

Juzgue cada uno si eso es injurioso o si es crítica política. Yo, me quedo con la segunda, por muy excesivo e irritante que resulte, viniendo además de quien viene, alguien a quien cabe calificar de co-responsable político de los asesinatos, el secuestro y el chantaje. Pero creo que la democracia es así.

Dada la polémica entre defensores y detractores de Losantos, estas argumentaciones nos permiten avanzar un interrogante apasionante que espero que los comentaristas de esta página me ayuden a resolver: ¿aceptarían los defensores de Losantos los mismos argumentos absolutorios que la justicia ha esgrimido ya para Otegi? ¿Creen ellos que Otegi ha injuriado al rey?

Recuerden que, a nivel procesal, Otegi ha ganado el primer juicio. Me muero de ganas por saber lo que opinan.

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miércoles, octubre 26, 2005

Mi amigo del alma es catalán


Nos conocimos en un viaje desesperado. Abandonados por nuestras mujeres de entonces, juramos lealtad a la república en un antro inimaginable, un escenario propio de Casablanca en decadencia: un hotel desvencijado en un puerto pesquero pequeño y sucio, el último sitio donde pudimos comprar la última cerveza con trazos de frescor, el último sitio donde encontramos el último aire acondicionado que se pudiera llamar así, la caspa más grande que pudiera encontrarse en un país tan salvaje, tan perdido como Somalia.

Seguimos viaje acompañados, el cielo sabe por qué, de otros casi tantos a quienes las mujeres, los hombres, el aburrimiento, había dejado solos. Él hasta ligó con una alemana de castellano aflautado. Tenía problemas, porque follar, lo que se dice follar, follaba bien, pero en la parte postcoital no le salía espontáneamente la cosa del cariño dicha en castellano. A la alemana, tampoco. La alemana tenía niños. Huyó del lío. Y así pasaron los años, viéndonos aquí y allá, llamándonos ahora y después, puteando con un gol del Madrid, jodiendo con una victoria del Barça, bajando a Barcelona con cada aniversario, sentándonos con la nueva mujer, con el hermano, con la nueva mujer mía y los otros de aquí y acullá. “Berlin, no sabes lo que me cuesta hablar con mi hermana en castellano”. En casa de Aleix, salvo estando a solas, él y sus hijos me hablan en catalán, yo contesto en castellano. “Cierto año de mi adolescencia me reuní en un suburbio de Boston con mis hermanas después de muchas semanas sin vernos. Mi amigo gringo se cabreó porque hablábamos español entre nosotros: yo tampoco sé hablar con mis hermanas en otra cosa que no sea castellano”. Aleix fue de quienes se cambiaron el nombre cuando se hizo legal. En casa Aleix, en el DNI, Alejo. Su primer patrón le obligaba a que sus tarjetas de visita pusiera su nombre en castellano, el insistió en que su nombre era Aleix. Terminó mal, se marchó él. Una tarde me llamó a casa: “estoy preocupado”. “¿Por qué?”. “Mi hijo” – quince años tenía el zagal y yo sé que era cierto – no habla castellano”. “¿Y de qué te preocupas?”, dije yo. “Del mercado de trabajo”. La madre de la criatura solucionó el problema en un pis pas: un verano en Salamanca con los abuelos maternos y siguió cometiendo las mismas faltas ortográficas, ingentes, en los dos idiomas. Pero ya hablaba castellano. En el negocio de mi amigo del alma, se coge el teléfono diciendo bon día: unos días me presento en catalán a su recepcionista, otros en castellano, ella se ríe siempre. Pero hay mañanas en que los clientes de fuera de Cataluña la insultan antes de pedir que cambie de idioma. Últimamente está cabreado: su hija se ha echado novio del cinturón de Barcelona y entre ellos, aunque él habla el catalán con toda corrección, se expresan – es decir, se besan y se quieren – en castellano. Cosas de la vida, así se conocieron, así se gustaron. A ellos, parece darles igual.

Y así seguimos tomando copas de coñá francés cada vez que nos sentamos a cenar porque nos gusta como nos emborracha el puro aroma que respira el licor, y empezamos a contarnos como eran las jugadas de Dino Meneghin y la alineación entera del Barça y del Madrid cuando el baloncesto era el baloncesto. Después me jura que el día de la independencia, si es que llega, el velará porque al bajarme del AVE en Lleida se me entregue mi pasaporte de la república catalana y yo le digo que mi domicilio escondido del centro de Madrid se hará estado libre asociado de esa república. Cada día que me manda un correo de alguna campaña en contra del cava o de La Caixa me lo dice, “¿Lo ves?”. “¿Qué veo?”. “Que nos odian”. “Bueno, no seremos todos”, le digo yo.

Mi amigo del alma no es que sea catalán. Bueno lo es, pero lo que verdaderamente es, es mi amigo del alma. Así que no me siento bien con la posibilidad de que haya gente que nos diga que somos extranjeros (bueno, eso, él y yo nunca lo seremos), no me siento a gusto con la gente que me dice que no tengo que comprar un radiador de Roca porque es catalán como mi amigo. Estatuto o no estatuto, no soy demasiado feliz con este ambiente de analfabetos yendo al fútbol en que se ha convertido todo esto; este aire irrespirable de quienes me dicen que les robo porque vivo en Madrid o que les impongo yo que sé qué cosas y qué injusticias, de quiénes me dicen que nos quieren romper el país, de quienes afirman ampulosamente que el catalán es gente pesetera y taimada, que Pujol es enano y tiene que hablar en castellano. Me agota el que cada conversación con nuevos amigos catalanes termine derivando en “¿qué pensáis en Madrid?” y en “¿cómo es que entiendes el catalán?” y de que haya que hablar en Madrid y en Barcelona de cómo están las cosas, de si no se nos entiende, de explicarles a los de Madrid que si te mezclan los idiomas no es descortesía y que tiene que ver por cómo te has relacionado con esa persona antes, y del insistente ataque institucional al castellano, del asombroso expolio fiscal que luego parece que compartimos madrileños, catalanes y mallorquines con respecto al resto, la memez esa de cantar himnos en los patios de los colegios, la de pretender que Cataluña no es otro país dicho en el sentido más amplio del término para que no se me enfade nadie… Tantas cosas tan cansinas donde la verdad, las buenas intenciones, la exageración, la irresponsabilidad y las venganzas generacionales se mezclan en manos de insensatos de una orilla y otra que disfrutan lanzando hachas no se sabe contra quién y que han dejado de importarme demasiado: yo quiero a mi amigo del alma. Que es catalán, una casualidad como cualquier otra.

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martes, octubre 25, 2005

Algo más de los rojos españoles


En una circular a oficiales nazis de Ebensee el 27 de junio de 1941, Eigruber declaraba: “Cuando el año pasado ocupamos Francia, Herr Pétain nos entregó a 6.000 rojos españoles diciendo: ‘No los necesito y no los quiero’. Ofrecimos esos seis mil rojos al jefe del estado fascista Franco, el caudillo español. Los rechazó diciendo que nunca repatriaría a quienes habían combatido por una España soviética. Entonces se los ofrecimos a Stalin, proponiéndoles transportarlos. Herr Stalin y su Comintern se negaron a aceptarlos. Así que los rojos españoles terminaron sus días en Mauthausen”.


Según recoge DAVID WINGEATE PIKE, en Españoles en el Holocausto (Vida y Muerte de los Republicanos en Mauthausen).

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sábado, octubre 22, 2005

Rojos


La presentación de la muerte del niño republicano con ese acento en la palabra rojo, esa otra autoproclamación de Zapatero como rojo legítimo de toda la vida, incluso me viene a la memoria aquella película de Warren Beaty sobre la revolución rusa, todas ellas no hacen más que recordarme insistentemente a Jorge Semprún: “Yo había sido un rojo español en Francia, un Rotspanier en al campo nazi de Buchenwald. No se puede abandonar esta identidad bajo ningún pretexto me había dicho siempre”. El recuerdo, la seguridad permanente de ser un rojo español, es un rasgo insistente en su obra. Cuando pisa Bayona por primera vez huyendo de la guerra, cuando sale liberado de Buchenwald, como argumento de presencia en territorio francés, como patria interior…

Rojos eran también los pequeños y amenazantes personajes de dibujos simples y burdos pero, gracias a su desgaste antiguo, entrañables como sus homólogos azules y decentes que aparecían en los viejos ejemplares que quedaban en casa de mi abuela de la infancia de mi padre: en Flechas y Pelayos el maniqueísmo de la postguerra quedaba, visto en mi primera adolescencia, entre el general de cuerpo presente y un Adolfo Suárez de aspecto juvenil, como algo de una ingenuidad tan inofensiva y graciosa que sólo con los años pude juzgar como la burla que el tiempo ejercita siempre sobre la vida de los hombres: lo que en su día no es más que propaganda cruel si se ve desde la aterrorizada perspectiva de los perseguidos, queda en los ojos de los nietos como una humorística mirada a la retorcida visión del mundo de tus abuelos.

Rojo era el libro de Mao. Rojas las banderas soviéticas. Rojos los crímenes de Stalin. Roja y joven era Pina López Gay. Rojos españoles eran quienes portaban sus distintivos comunistas en los campos de Semprún. Pero rojo, en un momento dado, mutó de su significado original de izquierda revolucionaria a símbolo antifascista. Semprún decide ser su ficha de Buchenwald (un rotspanier) toda su vida porque es el único hogar que tiene: exiliado, superviviente, comunista clandestino en la posguerra española, hablante de francés, morador del Museo del Prado, anitestalinista, compadre de Yves Montand, guionista de Zeta.

El mundo, también, se ha empapado de sangre en nombre de los rojos, pero las trampas del lenguaje y de los sentimientos, de los refugios en que los matices se depositan en las neuronas de la forma en que mi generación o, mejor dicho y perdón por lo cursi, mi experiencia generacional, los ha tenido, confieren en la memoria de algunos, por lo menos la mía, una sensación cálida a la palabra “rojo”. Nostalgia idealizada de la derrota republicana, bella como todas las nostalgias. Así, me siento rojo, un rojo español, cada vez que escucho palabras anticatalanistas groseras, me siento un rojo español cada vez que veo el PNV con las banderas al viento, me siento un rojo español cuando veo salir a las sotanas a la calle con sus púrpuras y las perlas de sus casi siempre ordenadas, eficientes y trabajadoras mujeres del Opus Dei para pedirnos que hagamos realidad el paraíso católico, me siento un rojo español con cada chiste sobre el matrimonio homosexual, me siento un rojo español con cada nueva cacicada en favor de Polanco, me siento un rojo español con cada muerto de ETA.

Rojos eran todos: socialistas, comunistas, masones, ateos, anarquistas, maricas, nacionalistas de toda índole, demócratas de cualquier pelaje… quizá por ello lo “rojo” está imbuido del sabor de la resistencia, de la indignación frente a la injusticia y el autoritarismo puro y duro. Lo “rojo” era o es, posiblemente, literaria o artísticamente más emocionante. Puede que sean rescoldos del siglo XX que se remueven en las conciencias esperando encontrar conceptos nuevos a los que sumarse con la ingenuidad de todas las mentes para abrazar cualquier idea que parezca que entraña justicia. A este liberal, que no cree ser socialista a fuer de ello, la memoria derrotada del viejo rojo le sigue generando sentimientos de esperanza y legitimidad. Este liberal se pregunta cómo poder olvidar en el siglo XXI las palabras del pasado para reencontrar la forma de reivindicar esos viejos conceptos tan contradictorios entre sí, como advertía Isaiah Berlin: la libertad, la igualdad y la fraternidad sumadas a la justicia. Hermosos como son, por ellos se han cortado cabezas y se ha teñido el mundo de sangre. De sangre roja y azul.

Actualización: la Carta del Director de Pedro Jota hoy está, y sin que sirva de precedente, bastante bien. Está dedicada al Zapatero rojo (¿Pimpinela Escarlata?). Una nota: "a veces hay que decirle al PP que no siga empeñado en intentar ganar las elecciones del 2004, tampoco estaría de más advertirle al PSOE que ya nunca podrá ganar la Guerra Civil del 36"

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viernes, octubre 21, 2005

Juanjo: ¿son las naciones o son las personas?


Dicen que dice el Lehendakari: "sólo habrá Estado español si así lo queremos las naciones que formamos parte de él". No está mal: aquí hemos venido defendiendo que no se puede hacer España si la gente no quiere. Pero ésta es la diferencia esencial, se trata de la gente, me cuesta creer que de las naciones. Incorporábamos en un post anterior esta cita de J.J. Sebreli (el que pueda, que lea El Asedio a la Modernidad, todo un compendio de racionalidad - ¿modernidad? - para antiglobalizadores y progres a la violeta por un autor que seguro que no es de "derechas"):

"Los nacionalistas personalizan la tierra, la transforman en un sujeto del cual los hombres que la habitan son mero atributo; por eso los derechos individuales son subordinados a la soberanía nacional, “primero la patria, después los hombres” es una típica consista nacionalista, pero la tierra no tiene ningún valor en sí, sino por los hombres que la habitan; el Estado nacional no es un fin en sí, sino sólo un medio para defender los derechos de los ciudadanos"


Adquiere ahora todo su sentido. Aquí estaríamos de acuerdo con el Lehendakari ¿de todos los vascos? si se refiriera a los ciudadanos de a pie, a los que están vivos y trabajan, aman, comen y beben, tratan de buscar la felicidad o sufrir lo menos posible en el siglo XXI y no en la segunda guerra carlista o debajo del árbol de Guernica en no se sabe qué remoto pasado: no puede haber españoles si los denominados españoles no quieren serlo, eso no tiene más remedio que aceptarlo, si quiere ser demócrata, hasta el más entusiasta defensor de la nación española.

Tomo las palabras sensatas de Izaskun Bilbao, presidenta del Parlamento Vasco:

"tan insensato es no entender, asumir e integrar desde la periferia, los sentimientos nacionales que albergan quienes se sienten españoles como para éstos pensar que tras la vasquidad, la catalanidad o cualquier otra de las nacionalidades que están planteando el debate no hay legitimidades, ni historia, ni derechos".

Como es difícil ponerse de acuerdo si unos dicen que son españoles y otros dicen que no, nada como las preguntas claras, las reglas del juego pactadas en base a la razón y no a la tradición tribal. Servidor de ustedes piensa que la "solución Quebec" es buena, pero sobre todo será buena si el debate es de cudadanos y no de súbditos de una tribu que buscarán una victoria para imponer a los demás los ritos, ceremonias, lenguas, trapos de colores y sonatas varias de la tribu vencedora.

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miércoles, octubre 19, 2005

Sigamos con Brenan


Uno de los comentaristas de esta página: "A Brenan, le faltó decir que todos los españoles son unos vagos de campeonato y que viven todo el dia con el poncho puesto y un sombrero mejicano durmiendo apoyados contra un arbol. Solo se mueve para ir a los toros y solo trabajan si un buen anglosajón los espabila con la fusta para dirigirlos muy de cerca."

Cierta es la tendencia del anglosajón a ver el mundo desde lo alto de un caballo, pero tampoco son malas las observaciones de quién es ajeno a tu cultura. Pensemos igualmente que Brenan forja sus creencias sobre los españoles por sus viajes anteriores a la guerra. Por comparación, pone en evidencia lo que resulta un verdadero contraste con la forma de pensar alternativa. Amplío la cita del último post, donde nos preguntábamos por la dificultad de encontrar un verdadero espacio liberal en España: ¿tiene causas antropológicas?.

De nuevo, en Laberinto Español:

"Aparte de cualquier causa histórica que se pueda asignar a este espíritu refractario, queda el hecho de que los españoles viven para el placer o los ideales, pero nunca para el éxito personal o hacer fortuna. He aquí por qué todo hombre de negocios, todo dependiente de comercio, es un poeta fracasado o incomprendido; todo trabajador tiene su “idea”; todo campesino es un filósofo.

Se dirá que esto no tiene nada que ver con el socialismo. Sin embargo, el sistema capitalista, al hacer intolerables la competencia y tensión violenta de la vida y las condiciones de trabajo, ha producido en todas las clases un fuerte deseo de cambio. Lo que el socialismo ofrece, lo que todo español desea es seguridad. El lado ético del socialismo, la creencia de que a cada cual se dará no según sus méritos, sino según sus necesidades, también está hondamente arraigado en el natural ibérico. Esta creencia que nunca fue corriente en las democracias, es parte de la tradición católica española. Este rasgo es el que más distingue el cristianismo español del inglés y del francés. No hay raza en Europa tan profundamente igualitaria ni con menos respeto hacia el éxito y hacia la propiedad."


¿Tendencia natural al socialismo? ¿A la anarquía?

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domingo, octubre 16, 2005

¿Falsos Liberales?


Me advierte Ricardo Royo-Villanova en su respuesta de ayer a mi absolución de Losantos que “me cuide de mis correligionarios”. Amablemente, le he respondido que no es un problema único de los liberales. En todo caso, tomo el guante en lo que se refiere a una acusación frecuente en las páginas de autores que se proclaman como izquierdosos, progresistas, eco-pacifistas, antiglobalizantes y demás género de opciones paradisíacas: que los blogs liberales no son tan liberales como parece y que tienden a ser gritones, abusones y con tendencia a romper piernas y escaparates: vamos, unos camisas pardas.

Uno cree que en el amplísimo espectro de la gente que traslada sus egos a las redes informáticas (como pueden ustedes comprobar, un servidor también desborda de ego) hay de todo como en botica: también gritan e insultan los rogelios. Pero en vez de lo que se puede esperar aquí, que sería una demostración de que el progre también grita, y por el riesgo de no ver la viga en el campo propio, abordaré la cuestión de “mis” correligionarios.

Opino que es cierto que muchas bitácoras que se proclaman liberales no son verdaderamente liberales. Y sospecho que el término liberal sirve para un descargo de conciencia ante el miedo a ser calificado o de proclamarse “derecha”. En el mundo occidental nadie siente ese desdoro y suele calificarse a los partidos de “derecha” de conservadores. El término liberalismo se emplea para definir a bitácoras de tendencia demócrata cristiana o clerical, nacionalistas españolas en un sentido tradicional del término (es decir, más próximo a una visión de España centralista y, con perdón, joseantoniana) y que abrazan el liberalismo en términos estrictamente económicos y, por supuesto, a las liberales más genuinas. En las más pobres lo único que suele quedar es cierta grosería, gamberrismo y libelo puro y duro en contra de nuestros dirigentes socialistas, socialdemócratas, izquierdistas y nacionalistas “no españoles”. A veces con mucho ingenio, debe decirse. Como debe decirse que están en su derecho de pensar que España debe ser una grande y libre y que eso no impide que puedan ser demócratas aunque no sea a lo que huele.

Algún seguidor habitual recordará un artículo publicado aquí en referencia a una entrevista a Xavier Sala i Martí, catalán y del Barça, que llamaba la atención sobre la tendencia de la “derecha” a aceptar la libertad económica pero no el libre uso del interior de la bragueta, tendencia inversa en la llamada “izquierda”. Todo esto repleto de matices, claro está. Yo suelo recordar la insistencia de Pedro Schwartz a dirigirse a los “socialistas de todos los partidos”.

Pero, en definitiva, todo esto me lleva a la conclusión de la enorme dificultad de localizar un verdadero espacio liberal en el pensamiento, la política y la realidad social española. Dejo aquí una cita de Gerald Brenan en El Laberinto Español que puedo casi considerar como un lamento propio ante lo que creo que sigue siendo una realidad y que puede que explique la escasez de liberales:

“El famoso individualismo español no se extiende a la economía. El liberalismo fracasó en España porque los españoles son esencialmente anticapitalistas y poco dados a la competición en la ganancia; carecen tanto de las buenas como de las malas cualidades que se requieren para ello: ni la inclinación al dinero por el dinero mismo, ni la flexibilidad y perseverancia necesarias para triunfar en el mundo del capital. En general, se sienten felices cobijados en los empleos del Estado, a los que se dirigen ansiosamente, o bien aquellas profesiones en las que puedan entregarse a objetivos trascendentes; no en lo que consideran ellos sórdida lucha de los negocios. Si tanta corrupción se ha dado en España, se debe en parte, naturalmente, a la pobreza, pero también al hecho de que el español no sabe distinguir fácilmente entre las transacciones de dinero practicadas por todo hombre de negocios europeo y el robo puro y simple. Obedece en estas materias a una conciencia medieval más delicada que la nuestra, que le dicta que toda ganancia súbita o inmotivada, a menos, claro es, que sea por voluntad de Dios en forma de un premio de lotería, es un crimen.”

Adviertan lo de “robo puro y simple”. Déjenme en este caso ponerle una puyita a la izquierda, porque puede ser un ejemplo de por qué cuestiones de lenguaje como, por ejemplo, la apropiación de la palabra "progreso", crean tantos deseos de liberarse de un estado de opinión que suele llevar a la sorna y al maltrato verbal: suelen abrumarnos tanto con su ética que resulta decepcionante cuando descubrimos que existe una justificación moral si el robo se hace para el partido o el sindicato. A lo mejor por eso las bitácoras liberales, o de derechas a secas, son tan irritables, son muchos años soportando el doble lenguaje de la izquierda y pudiera resultar que robar, lo que se dice robar, puede que robemos todos. Todos los deshonestos, quiero decir.

Todo esto merece más reflexión. Hay mucho en el tintero, tómenlo como un avance.

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viernes, octubre 14, 2005

Tachán: y Losantos dijo... (carta abierta a RRVM)


Estimado Ricardo:

Agradezco profundamente las palabras que me dedica en su y mi blog acerca de la supuesta (permítame que dude de mí mismo, es un estado existencial y no creo librarme en todo momento del animal que llevo dentro) educación, bondad y relajación a la hora de debatir con la izquierda militante que me caracteriza. No se crea, a veces me caliento. Si me lo permite, creo que empiezo a sospechar de que tantas personas procedentes de la lectura de A Sueldo de Moscú alaben mi serenidad, pues si del Quijote aprendimos aquello de "ladran, luego cabalgamos" la manifestación del procedimiento inverso insinuaría que algo no hago bien. Pero, qué diantre, la verdad es que lo percibo como un estado excelso de fair play que me llena de gozo.

Me pide, estimado conciudadano, que tome partido acerca del contenido del artículo por el cual Federico Jiménez Losantos, a.k.a FJL, ha merecido su iniciativa de recurrir al Fiscal General del Estado por si es constitutivo de un delito de injurias o de calumnias contra el Jefe del Estado (¿se sigue llamando así? me recuerda a Franco, pero lo mismo no tiene nada que ver), Juan Carlos I, Rey de España. Me lo pide, como he anticipado, tras su reconocimiento, a todas luces exagerado, de ser una respuesta "seria y fundamentada desde las filas liberales". Reitero el agradecimiento y no rehuyo el ejercitar algo tan marxista como la "toma de partido": Ricardo, amigo, tras lectura atenta del artículo, creo que usted no tiene razón en su intención (veremos qué dicen los doctores en derecho) y que FJL tiene derecho a manifestarse como lo hace, aunque haya aspectos del artículo que yo tampoco comparta.

Como se trata de argumentar, le daré mis razones.

Si esto fuera un filme de Hollywood y yo tuviera que escribir una película de abogados, este podría ser el típico caso en que se defiende a un tipo, digamos poco recomendable (al menos, en ocasiones, es probable que en su vida privada FJL lo sea más que en la exposición pública), pero que pide ser declarado inocente apelando a sus derechos fundamentales. Digo que esto es como en una peli porque no soy abogado ni he estudiado el suficiente derecho o la suficiente filosofía como para doctorarme en estos casos. Por eso voy a contar la película como la veo.

Así que veo a una especie de Perry Mason que razonaría sobre dos puntos. Uno: la valoración de la Historia (lo pongo con mayúsculas, primero porque creo que se hace así, y segundo porque no es la historia de la película), que es algo sujeto a la interpretación de historiadores y ciudadanos comunes y Dos: la existencia de una figura literaria que se llama hipérbole, pues de redacción periodística advertida como "opinión" hablamos y creo que los manuales escolares siguen considerándola un género literario.

Por parte de la primera, es obvio y no inocente que FJL comience hablándonos de lo que siempre hemos venido en llamar "Revolución de Octubre del 34" y que una tendencia actual por parte de cierta historiografía, más o menos valorada y no exenta de polémica, está calificando de "golpe de estado". Claro, la palabra "revolución" es hermosa pues siempre alude a los cambios de gobierno y statu quo que percibimos como positivos para la Humanidad (fíjese que hay revoluciones liberales), y la expresión "golpe de estado" no puede evitar la evocación de bananas, espadones, crueldad y analfabetismo.

Pero es cuestión de opiniones: FJL habla del golpe de la Revolución del 34 (o intento de) y del golpe de Primo. Siempre hemos llamado Revolución de Octubre de 1917 al asalto de los bolcheviques al poder, pero nada impide que consideremos el triunfo de los bolcheviques como un golpe de estado en toda regla. El zar de todas las Rusias fue oportunamente fusilado, como en cualquier revolución valle inclanesca que se precie. Si Octubre del 34 fue intento de golpe o revolución, lo dejo a gusto del consumidor, viene a ser como lo de si Cataluña es nación o una de las ocho ignotas fórmulas de Zapatero, cuestión de lenguaje. Pues todos estaremos de acuerdo en que hubo un intento de una "minoría" armada de tomar el poder por la fuerza. Es decir, como Cataluña, sobre la que creo que nadie niega que, lenguaje aparte, hay algo que es un tanto diferente a lo de los demás.

Decía que no es inocente la elección al comienzo del párrafo anterior puesto que lo que efectúa posteriormente podría considerarse una alegoría, una de cuyos significados extraigo de la wikipedia: "también se denomina así a un procedimiento retórico de más amplio alcance, en tanto que por él se crea un sistema extenso y subdividido de imágenes metafóricas que representa un pensamiento más complejo o una experiencia humana real". Una experiencia humana real, buen argumento de defensa para Perry Mason, el golpe de estado como metáfora de cambio del orden establecido. FJL relaciona octubre del 34 con el golpe de Primo y lo pone, a su vez, en correspondencia con los acontecimientos de la actualidad para calificar el proyecto de Estatuto de Cataluña de "golpe de estado". Creo que FJL lo dice en serio, pero la figura de la hipérbole seguro que sería admitida por un juez sensato en mi film. La R.A.E. define hipérbole como: " 1. f. Ret. Figura que consiste en aumentar o disminuir excesivamente aquello de que se habla. 2. f. Exageración de una circunstancia, relato o noticia.". Quedémonos especialmente con la segunda: circunstancia, relato o noticia. Si la cuestión del golpe de estado la aceptamos como decimos aquí, la exageración de una circunstancia, no podemos por menos que en lo que se refiere a la intervención del Rey estamos en las mismas, lo uno lleva a lo otro y nos pone el ejemplo comprobado de Alfonso XIII en el caso de Primo para, de modo similar, sugerir el papel de la Corona. Luego tendríamos otra valoración hiperbólica de la ¿no actuación? ¿amparo? del vigente ocupante del trono.

Así pues, declaro a FJL inocente de todos los cargos. Eso no quiere decir que un servidor de usted considere que la interpretación y valoración del señor Losantos de los acontecimientos actuales sea la misma que hago yo, pero como he dicho en otras ocasiones, eso no quiere decir que no comparta puntos de fondo. Por ejemplo, muchos aspectos de la letra y el espíritu del nuevo Estatuto parecen suponer, al menos, y no lo digo yo sino mucho jurista, una especie de mutación constitucional. Pero mutar o cambiar la Constitución no es malo en sí mismo, es incluso algo que tiene un procedimiento previsto. Debo decirle que yo estoy de acuerdo con cambiarla. Un punto de crítica legítima a lo que ocurre es decir que si eso es así, el procedimiento legal debería ser otro al empleado en este momento. Si no hacerlo de esta forma hay quien lo llama golpe de estado, pues parece que está en su derecho a calificarlo tan exageradamente con arreglo a la libertad de expresión y nosotros tenemos el derecho de no hacerle caso. Llamarlo golpe de estado puede contribuir a inflamar "a las masas" (qué lejanamente comunista suena esto, amigo Royo) y puede ser demagógico e hiperbólico, puede irritar hasta la muerte, pero... me quedo con Voltaire, tiene derecho a decirlo.

A sueldo de Moscú es calificable de ironía (RAE: 1. Burla fina y disimulada; 2. f. Tono burlón con que se dice; 3. f. Figura retórica que consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice), y no me cabe en la cabeza que un cargo público español esté siendo financiado por la nueva versión del KGB que se haya inventado Putin, aunque usted sabe que ese título hace unos años le hubiera llevado a la cárcel. No merece que hagamos lo mismo con FJL. Debo admitirle que la "denuncia" es ingeniosa y un elemento de delicioso agitprop que le admiro, y que es sanísimo que la justicia se pronuncie, que no pase nada y hasta alguien como yo creerá que la democracia española es mejor de lo que parece.

No sé si le convenzo, pero estoy seguro de que lo vamos a pasar estupendamente debatiendo sobre ello.

Un saludo cordial de su polemizador, Berlin Smith.

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miércoles, octubre 12, 2005

Losantos y nosotros


¿Ha injuriado Federico al Rey? Ya me jode escribir rey con mayúscula, servidor es republicano y no entiende que a estas alturas de la civilización alguien pueda considerar la monarquía mínimamente normal. ¿Ha transgredido la ley? ¿Debe existir el delito de injurias al Rey? (Otegui fue absuelto por ello).

Servidor de ustedes no sabe nada de la realidad, es decir, si FJL ha hecho o dicho todo eso que se le imputa. Francamente, eso hoy no me interesa nada. Me interesa FJL, a quien no tengo el gusto de haber sido presentado. Mi pregunta es: ¿este afamado caballero es merecedor del seguimiento, tantas veces entusiasta y acrítico, de la prole que se autoprocalama liberal? Temo que FJL, insistente en sus soflamas en pro del liberalismo, gusta más a quienes utilizan el liberalismo como coartada para cubrir un "derechismo" a la española más bien clásico, y posturas de nacionalismo español poco tolerantes, o lo que es lo mismo, poco liberales.

Explicaré por qué. Siguiendo la técnica de Santiago Navajas en su Cine y Política, recomiendo a todos que vean o vuelvan a ver aquella película de Elia Kazan titulada A Face in the Crowd. La historia, mejor que Network en mi opinión, recoge la evolución de un pequeño personaje que a partir de una emisora de radio local alcanza una audiencia de unas proporciones gigantescas convirtiéndose en una especie de... ¿FJL? Excuso decirles que el problema final es el abandono de los ideales, el abuso del micrófono, la confusión con los intereses e ideas personales, la exaltación por la exaltación, la reiteración de argumentos creados para consumo de una audiencia extasiada que encuentra alguien que expresa sus pasiones... poco razonadas.

Los peores momentos de FJL que yo he escuchado son como eso. Lo siento, como liberal que no pretende ser ultraortodoxo con nada, ni siquiera con el liberalismo, yo no siento que las formas y la mayoría de los argumentos (no los de defensa del mercado, sino los de la forma del Estado, las formas empleadas para descalificar a los rivales ideológicos y el modo de arrinconar a sus propios invitados en antena cuando no acaban de coincidir con su pensamiento) me representen demasiado.

Pero mi impresión se agrava por mi creencia en que su rigor intelectual o la profundidad de sus ensayos y textos es, normalmente, superficial. La Dictadura Silenciosa fue, por supuesto en mi opinión, un libro que apuntaba pero que carecía de calado intelectual. En cuanto se descuidaban, él y sus coautores, caían en el libelo. Un género encomiable, pero diferente. Por no hablar del insuficientemente explicado episodio de las "transcripciones" que suenan a copia de su ensayo sobre Azaña. Los enlaces son de pago, pero si alguien tiene acceso a El País (carta al director de Santos Juliá sobre el tema, réplica de Losantos al artículo original, segundo análisis de Santos Juliá, con citas y párrafos textuales de las obras comparadas o "plagiadas"), puede leerlas. Hablamos del año 1994. Y me recuerdan a un profesor mío que aseveraba con humor que: "copiar un libro es un plagio, dos es un resumen y tres es una tesis".

En definitiva, mi sensación ha sido siempre que FJL era la encarnación del clásico español "no hay nada peor que un converso". Comunista en su juventud (errores que se superan con la edad...) y con toda legitimidad amargado y enrabietado por el tiro en la pierna de los independentistas catalanes, pareciera como si todas sus "formas" en la defensa de sus postulados (con los que, como punto de partida, puedo estar en muchas ocasiones de acuerdo) se convirtieran en una venganza de su bilis contra el resto del mundo. O la mala leche de un cojo, con perdón.

Pero con todo, si la acusación es de "injurias" al rey, es decir, "que se ha metido con él" y no de "difamación" (que me perdonen los hombres de leyes por la imprecisión y posible barbaridad jurídica que vaya a escribir ahora, voy a emplear palabras llanas), es decir, "ha atribuido una afirmación falsa" que en la práctica supone una "injuria" por el desprestigio y la desinformación que produce entre el público o, en otras palabras, si sólo se ha metido con el rey, entonces estoy con él. Es decir, con FJL. No serían aceptables la imputación de hechos y datos falsos o incorrectos de esa forma tan pública, pero eso vale para el rey como para mí mismo si me viera en ello.

No entiendo que el rey sea intocable, todo me recuerda aquello tan viejo de desacato a la autoridad que solían emplear militares y policías para empapelar al que decía lo que no les gustaba, a las condenas por meterse con la iglesia y me hace sospechar el que defensores izquierdistas de la bandera tricolor estén tan preocupados por el rey y no tengan interés en que existan límites a la libertad de expresión poco aceptables. Si todo fuera como en la hipótesis que formulo, que esa atribución de golpismo sea una figura retórica, "literaria" o exceso verbal al calificar unos hechos y no la imputación clara de una conspiración, servidor se pondría romántico y recordaría ese supuesto clásico de Voltaire: "no estoy de acuerdo con lo que dice, pero daría la vida por el derecho que tiene a decirlo."

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domingo, octubre 09, 2005

Del resentimiento, el odio, la incomunicación y los catalanes



Veintitantos ángulos de la verdad, y un corolario marxista:


"Se ve todo distinto desde Cataluña, pero yo creo que allí pasa algo raro, creo que hay un complejo en Cataluña: la gente se cree que Madrid es un ente abstracto que odia a Cataluña. Y yo estoy mucho en Madrid y jamás nadie por ser catalana me ha tratado mal, al contrario, Madrid no odia a Cataluña. Alguien debió decir algún día eso y se lo han creído."

Ariadna Gil, en EL MUNDO,(17 de septiembre de 2005)


"Se trataba de decir una vez más que no todas las personas que opinamos que el nacionalismo tiende por propia naturaleza a la insolidaridad somos peligrosos derechistas, ni nostálgicos del franquismo, ni carcas, ni antiguos. Si acaso un poco aguafiestas, porque en esta España en la que los nacionalistas llevan ganando desde hace 25 años mucho más de lo que perdieron estamos aquí para recordar que nos quedamos hace tiempo sin equipo, que nadie nos quiere"

Elvira Lindo, no tengo datos de la fuente (me perdonarán)


"Por eso, el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, haría bien en cuestionarse sus decisiones al respecto. Y el Partido Popular debe reflexionar sobre la conveniencia de intentar volver al Gobierno a base de cebar la bomba de los enojos. El anticatalanismo primario es la mejor manera de primar a los catalanistas primarios."

"Es preciso responder positivamente al mayor número posible de las aspiraciones expresadas por los parlamentarios catalanes: más autogobierno, garantías en el ejercicio de las competencias propias de Cataluña, mejor financiación de la autonomía y un reconocimiento explícito de su identidad. Pero todo ello debe venir acompañado de un esclarecimiento formal de las competencias ineludibles y exclusivas del Estado, porque hay funciones que sólo se pueden y deben desempeñar desde éste."

Editorial de EL PAÍS de hoy


"Hemos tenido una política de tres nacionalismos: español, catalán y vasco. Y así nos va."

Pasqual Maragall, en El PAÍS (7 de septiembre de 2003)


"Para mí el catalán no es un efectivo militar, es la lengua del lugar donde nací, pero me ocurre lo mismo con el castellano. No me siento extranjero cuando hablo castellano, y cuando uno las dos lenguas me produce siempre una impresión agradabilísima, de mayor conocimiento de muchas cosas. Traducir a Cervantes me habría parecido un escarnio, una estupidez…

…Vamos a ser claros. La independencia de Cataluña en relación con España me parece irreversible. Particularmente estoy en contra porque no aporta nada y que es como marcharse de una familia, y de una familia a la que tengo un aprecio muy especial. A mí me gusta pasearme por Sevilla, por San Sebastián o por La Coruña como si estuviera en casa. Sería triste sentirme extranjero en Segovia…

…se ha creado un caldo de cultivo en unas generaciones que facilita esta situación. La gente joven cree que España vive a costa de los catalanes y que coacciona su libertad, que España es una especie de peso muerto que nosotros tenemos que arrastrar. Esta creencia ha calado en la mayoría de la población y en gran medida gracias a Convergencia i Unió.

Albert Boadella en Tiempo, enero de 2003


"No me duelen prendas al confesar que aún ahora me emociona más Suspiros de España que una sinfonía de Mozart. No creo que esto deba ser considerado simple manifestación de españolismo, de la misma manera que los amantes de la Quinta Sinfonía de Beethoven son todos germanófilos. Pero claro, en una época en la que parte del país quiere cribar la complejidad mestiza para reencontrar la nostálgica homogeneidad tribal, no puedo dejar de evocar a menudo la emoción de aquellos instantes, mientras sonaba En er mundo; y eso que yo hablaba mejor en francés que en castellano."

Albert Boadella, Memorias de un bufón.


"[Los Españoles] “Actúan siempre como jovenzuelas, por impulsos, por azar y con pasión, por lo que es prácticamente imposible conocer los resortes de su comportamiento. Existen síntomas que parecen favorecer la creación de regiones independientes o, por lo menos, estados federales, lo cuál está en perfecta armonía con el carácter de los españoles y, en particular, con el de aragoneses y catalanes”

Richard Ford, Los Españoles y la Guerra, un análisis de las guerras carlitas escrito en pleno sglo XIX


"…lo de los separatismos está que arde, Fuentes Pila dio en el clavo, en la Olimpiada Popular de Barcelona se han inscrito tres equipos de hockey, España, Cataluña y Euzkadi, ¡eso no son más que ganas de buscarle tres pies al gato, don Cesáreo Murciego gasta sombrero verde (V.E.R.D.E. quiere decir viva el rey de España) y alfiler de perla en la corbata, si somos todos españoles, a que viene eso de España, Cataluña y Euzkadi?, España a pesar de todo lo que han hecho los disgregadores es una sola persona jurídica en la sociedad de naciones, sí, la verdad es que eso no tiene vuelta de hoja, ¡pues claro que no!, eso resulta tan incomprensible como si se dijera Francia, Normandía y el Verán, los Estados Unidos a pesar de ser una federación no mandan tres equipos, Estados Unidos, California y Kentucky."

"…pese a todo hay que ser patriota, sobrino, fíjate que no digo nacionalista, la patria es más permanente que la nación, también más natural y sensible, las patrias fueron creadas por el Sumo Hacedor, las naciones son una creación de los hombres, las patrias tienen una lengua con la que cantar los árboles y ríos, las naciones tienen una lengua para promulgar decretos y tienen también instituciones con las que aherrojar al hombre y ametralladoras para defender las instituciones…"

Camilo José Cela, en "San Camilo, 1936"



"P. ¿Usted es nacionalista?

R. No sé, soy catalanista, no nacionalista. La identidad es una cosa muy compleja, depende del día, varía con los años. Es la lengua, los amigos, los sitios donde compras, una forma de mirar el mundo. Yo hablo y leo en catalán y español, me siento europeo, amo a Brasil. A mi gato le hablaba en castellano porque nació en Madrid. Reivindicar la independencia es un absurdo: los estados nación son una burla que lo único que hacen es administrar las dependencias. Si me ofrecen un modelo federal, adelante, pero para construir una Europa que sea realmente de los ciudadanos."

Joan Herrera, diputado de IU en El País del 16 de Agosto de 2004


"Los políticos nacionalistas, apoyados en el control de los medios de comunicación y de las empresas locales, ansían la ruptura de España. El nuevo estatuto catalán pretende romper la nación y pone en gran riesgo la convivencia entre españoles. Sólo nos queda una oportunidad para que nuestros hermanos vascos y catalanes reflexionen: que sientan por anticipado las consecuencias negativas de la secesión. Por eso te pedimos que te unas al BOICOT A LAS EMPRESAS NACIONALISTAS CATALANAS Y VASCAS.

Muchos empresarios se han significado públicamente como nacionalistas independentistas. Resulta repugnante el desprecio que sienten hacia sus conciudadanos no catalanes que además son sus clientes."

Extraído de la web stopnacionalismo, promotora de un boicot masivo a empresas catalanas y vascas supuestamente proclives al nacionalismo



"...como ya observó Américo Castro, España es la única nación capaz de mantener una idea en la teoría mientras en la práctica hace todo lo contrario"

"Resulta superfluo decir que el poder español provocaba hostilidad y odio en todos los rincones del globo. En los primeros días del imperio, los españoles estaban asombrados y no poco dolidos con esa reacción"

Henry Kamen, en Imperio


"¡España no existía como país!", exclama Kamen, "Y todavía hoy existe difícilmente. Ha tardado siglos en realizar su existencia. ¿Cómo pudo ser un país así jefe del mundo? El Imperio formó a España. Con los Reyes Católicos, era una ruina de país. La colaboración de los pueblos de la Península con los castellanos en la creación del imperio fomentó la unidad. Así que el mito de los valores castellanos como dueños de la identidad nacional es falso. Para muchas cosas, fueron mucho más importantes los vascos, por ejemplo. Pero ellos los convertían a todos en castellanos, en españoles".

Henry Kamen, entrevistado en El País (26 de febrero de 2003)


"Si en 600 años los españoles no han aprendido a decir Sabadell o Maragall bien pero dicen bien Schwarzenegger... No es que no nos entiendan; están en contra. Por eso soy cada vez más independentista"

J.L. Carod Rovira, en El País del 4 de agosto de 2005


"¿Que es una región? Una región es un lugar que no es su propio centro. Y la inmensa mayoría de los catalanes, por las razones que sean, quieren ser su propio centro: ante ellos mismos, ante los españoles, ante los otros países del mundo"

Mathew Tree,Aniversari


"Sé perfectamente cuál es mi identidad. En cualquier caso, que nadie me la imponga y, sobre todo, que nadie pretenda que la eleve a categoría política. Esto algo tan personal, tan íntimo, que no acepto que me digan cuál debe ser y cómo debe ser mi propia identidad.”

Lluis Foix, Identidad y globalización, La Vanguardia, 23 de noviembre de 1999."


“El nacionalismo español ha abdicado de todo fundamento mitológico. Se ha hecho laico. Los fantasmas históricos que poblaron la imaginación de varias generaciones de españoles se han desvanecido. Mientras tanto, vasquismo y catalanismo siguen fieles a sus mitologe más básicos, a su característica de religión civil y a veces no tan civil, con su parafernalia de homenajes, aniversarios, ceremonias y ritos de comunión”.

Javier Varela, ¿Quién teme al nacionalismo español?, en El País de 19 de marzo del 1996



“La naturaleza misma de la actividad excursionista consiste en que permite hacer de la experiencia de vivir, en lugar de pensar, una ideología que, por su irracionalismo esencial, es más satisfactorio, precisamente, vivirla que pensarla.”

Joan-Lluís Marfany, La cultura del catalanisme.



"Los nacionalistas personalizan la tierra, la transforman en un sujeto del cual los hombres que la habitan son mero atributo; por eso los derechos individuales son subordinados a la soberanía nacional, “primero la patria, después los hombres” es una típica consista nacionalista, pero la tierra no tiene ningún valor en sí, sino por los hombres que la habitan; el Estado nacional no es un fin en sí, sino sólo un medio para defender los derechos de los ciudadanos"

Juan José Sebrelli, El Asedio a la Modernidad


-¿Qué son?

-Catalanes. El nacionalismo español continúa agitando el fantasma de la balcanización y nosotros lo que defendemos es la helvetización. A mí me gustaría dejar de ser nacionalista catalán, pero mientras haya nacionalistas españoles ejerciendo como lo hacen tendré que continuar siéndolo y reivindicando el reconocimiento de Cataluña como nación.

Josep Antoni Durán i Lleida, en La Vanguardia del 16 de junio de 2002.


"De Cataluña, quede claro, no busco ni pido ninguna esencia: sólo la independencia. Independencia que fue una cosa cuando Jaime I la arrancó al rey Luis de Francia en 1258"

"Y este es el primer obstáculo: conseguir el pleno reconocimiento (aunque sea cultural) por parte de una gente para lo cual sólo lo oficial es real (…).

"Para acabar de convencerlos y para que llegasen a alcanzar un nivel de proficiency sólo sería ya necesario que Cataluña fuera un Estado. Entonces sí que lo acatarían todo: éste es justamente el lenguaje que entienden"

Xavier Rubert de Ventós, De la Identidad a la Independencia: la nueva transición


"La interpretación catalana de la política de Madrid puede parecer suspicaz y no correspondía a la intención de los ministros del rey en aquella coyuntura, pero era una interpretación perfectamente comprensible, partiendo de los presupuestos originales. Su experiencia a partir de la unión de las coronas, y especialmente en los últimos años, había dispuesto a los catalanes a ver en cualquier ministro un conspirador contra sus leyes sagradas y sus libertades. Estaban auténticamente aterrados ante la posibilidad de que sus constituciones tradicionales fuesen destruidas y había muchas cosas que reforzaban su creencia de que dicha destrucción era la meta de la aristocracia castellana. Los castellanos, por su parte, no podían captar la intensidad del sentimiento con el que los catalanes consideraban sus leyes e instituciones, había una cierta justificación de su creencia de que aquellas leyes eran simplemente una capa de protección de ciertos grupos interesados contra el castigo que merecían."

John Elliot, La Rebelión de los Catalanes


Visca la Santa Fe Católica i el Rey d'Espanya i muira el mal govern

Lema del ejército catalán en la revolución de 1640
(Tomado de Elliot, en el mismo libro)



…el escritor español que más libros vende añadió que creció con el complejo de que España era una "puta mierda", pero que ahora se ha reconciliado con su país. "Me siento muy español, sin caer en el patrioterismo. Soy de este país maldito y entrañable y he investigado su historia mostrando sus luces y sus sombras".

Sobre Arturo Pérez-Reverte, En El País del 21 de noviembre de 2001


Si vas un poco por ese camino, te das cuenta de que España es un país casi federal. Es una especie de federación. Hay tanta diferencia de mentalidades que casi todo se hace difícil. ¿Cuánta gente en España dice que es español? Son gallegos, son vascos, son catalanes, son andaluces. Es un elemento muy importante. Cuanto tú dices: soy catalán, representas a Cataluña, que es un trocito. Pero si juegas en el equipo nacional representas a España, que es muy grande. Y además, mucha gente de las otras regiones son tus enemigos.

Johan Cruyff, entrevistado por Jorge Valdano el 17 de julio de 2000



“Cantonales, República o muerte.
¡Viva España y la Federación!”

Ramón J. Sender, Mr Witt en el Cantón


Y, ahora, a la luz de un clásico del marxismo...

Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen arbitrariamente, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo circunstancias directamente dadas y heredadas del pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos

Karl Marx, El dieciocho brumario de Napoleón Bonaparte


...¿puede alguien poner fin a tanto peso y preguntarle a los catalanes y a los españoles qué quieren ser? Nadie lo hizo nunca.

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sábado, octubre 08, 2005

No soy pirata


Navegando por ahí he encontrado uno de esos movimientos cívico/cibernético/gamberros/radicales que me apasionan en la red: NO SOY PIRATA.


Obviamente se refiere a la piratería en internet, la imposición del cánon, etc. etc.

Os sugiero realizar el test ¿Eres realmente un pirata?. Brillante. Y divertido.

Pero por mantenernos en las líneas y temáticas propias de este sito, cabe hacerse la pregunta ¿qué debe pensar un liberal sobre el fenómeno de las descargas de música, vídeo y en general todo lo sujeto a copyright? Un liberal debe defender los derechos de propiedad como un elemento esencial de la estructura de la sociedad y, entre ellos, se encuentra la propiedad intelectual. Este liberal piensa que la propiedad intelectual debe regularse de manera diferente a la actual y regresar al espíritu de su primera formulación: la protección de los derechos del creador y el fomento del progreso científico por el paso al dominio público una vez que se ha permitido una explotación coherente de la creación. Una brillante defensa de una nueva forma de entender estas formas de protección de la propiedad intelectual son, por supuesto, las licencias Creative Commons (esta página entre ellas). Yo, además, os recomiendo a todo aquél que pueda que lea a Richard Stallman, el creador de la Free Software Foundation. Su libro de ensayos Free Software, free society incluye ensayos y propuestas verdaderamente brillantes sobre ello.


Estoy cansado. Hoy no tengo mente para hablar del gobierno.


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viernes, octubre 07, 2005

Noches Confusas, en català


En la franja de la izquieda, ahí abajito, encontrarán todos ustedes un botón pequeño y puede que de misteriosa presencia. Es una de esas cosas fascinantes de la tecnología de hoy, de esa capacidad que tienen las redes y los sistemas informáticos para hacer cosas medio imposibles y para poner el mundo, la información y, si se aprovecha bien, el conocimiento en la punta de los dedos: si pulsan el cuadro de las dos flechitas y el texto "i en català", serán conducidos a una página en la que podrán elegir si traducir un texto del castellano al catalán y viceversa y, una vez tomada la opción, encontrarse con el resultado.

¿Yyyy? Me dirán algunos. Señores(as), hago esto por las siguientes consideraciones:

a) Por pura fascinación técnica: el resultado me parece sorprendente y de un grado de calidad por encima de lo soñado o de lo que yo conozca de otros traductores.

b) Por ver si sirve para algo: la pregunta es si mis lectores procedentes de Cataluña, que según mi seguimiento de las entradas y enlaces que me refieren algunos son, preferirán leerme en catalán o tal cual llega. La verdad es que uno tiene serias dudas de que merezca la pena leer traducido algo que se es capaz de comprender perfectamente en el idioma del autor, pero... No me gusta leer traducciones cuando el texto original es en inglés, pero no tengo más remedio que hacerlo en alemán. ¿Resulta pues preferible para determinado público catalanoparlante el traducir los textos que lee del castellano? Saben que me parece que la gente debe hacer lo que quiera, así que ahí tienen la opción, aunque yo piense que es menos rico como experiencia humana e intelectual (perdonen lo subido de tono de mi expresión, no es que me quiera otorgar un papel de filósofo esencial, hablo en términos vagos y generales)

c) Porque el catalán me gusta y me resulta agradable y sorprendente contemplar cómo suenan mis textos en la lengua de Verdaguer: creo que si fuera capaz de escribirlos en catalán directamente los haría así. Y porque, en cierta manera, uno en su republicanismo laico y liberal profesa un romanticismo catalanista post noventa y ocho, supongo que extraña cosa habiendo nacido en Chamartín, pero qué le voy a hacer.

d) Por provocar un poco. Vamos, por ver si hay alguien a quien le jode.

Cito la procedencia de este descubrimiento que me hago. Un blog sugerente "Veo el mundo entre volutas" donde estar a favor del nuevo estatuto es sólo un asunto marginal pero que merece la pena para entender las argumentaciones de quienes están a favor (aviso: yo no me he pronunciado, pero se pueden imaginar que, en mi línea, el día que lo haga habrá mamporros para todos). Hay otras cosas: una excelente animación musical para el lector que se acerque, notas sobre el mundo de la cerveza artesanal... y otro botoncito "...i en catalá".

Es normal que unos posts generen más ruido que otros, no espero ni comentarios, ni experimentos de nadie con el dichoso botón, me da que Berlin Smith les está aburriendo hoy. Pero si los hay...

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martes, octubre 04, 2005

España Útil (y 2)


Cito textual de un comentario de Luis Amézaga a mi último post:

"Lo mejor de un país es no tener que ocuparse demasiado de su razón de ser ni de sus argumentos identitarios. Sólo veo personas y sólo quiero vivir y que se pueda ser ciudadano con libertad respecto al poder y el dogma administrativo. Es ahora que tenemos que salir de nuevo a defender esa estructura española como defensa ante los caciques regionales. Ya se sabe que cuanto más cerca está el poder, más asfixia. Y mi defensa de la unidad es para defenderme de los miopes y totalitarios de barrio que hoy y en el futuro puedan surgir. De la misma forma que me interesa Europa, para defenderme de un posible visionario que surgiera en España. El que haya una instancia general y más amplia en demografía y decisión, te da tranquilidad sobre lo que importa: Que nos dejen en paz, y que los tarados tengan menos margen para surgir."

Con su permiso, lo hago mío. Es una verdadera, simple y poderosa razón para hacer de España algo útil. Súmenlo a las mías y ya salen cuatro. ¿Se lo mandamos a Rajoy ahora que se atreve a tocar la Constitución y dice algo inteligente, como es lo de blindar las competencias del Estado?

P.D.: lo mismo, si le siguen sodomizando desde el gobierno - a Rajoy - como lo vienen haciendo, se pone más creativo y le suelta a Zapatero que haga un referéndum. Luis, si lo hace, te pago una paella.


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sábado, octubre 01, 2005

Tres simples pero poderosas razones para considerar la existencia de España como algo útil


Comentario Previo:

A todos los que ayer me conmovieron con sus sensaciones acerca de mi artículo sobre la España perdida y la encontrada, en primer lugar las gracias. En segundo lugar, hoy pongo la cara positiva al desarrollar el discurso que creo posible para argumentar la posición de los defensores de la existencia de España en caso de celebrar ese referéndum que nunca se realizará. No les seduciré igual, pero espero que les sugiera algo.

Nota importante:

Si alguien no puede resistir mi introducción, que baje hasta los párrafos finales y se encontrará las tres simples pero poderosas razones.


Útil. Me acusarán de emplear una palabra, un concepto, inadecuado. ¿Cómo puede valorarse la nación, para algunos la patria, como algo útil? ¿Cómo quiere usted venderme lo de España, señor de Madrid, apelando a la utilidad? ¿No hablamos de pueblos, valores, cultura, ideales? Seguramente estos críticos tendrán poderosos argumentos, yo daré los míos, con la humildad de hacerme consciente de que nunca sabemos nada:

Una comunidad de ciudadanos debe ser, antes que nada, útil. Útil es si sirve para la convivencia, nada más. No me interesan las banderas, los pueblos, los ancestros ni nada de eso. No quiere decir que no tengan valor, ni que no sean necesarios: el idioma que hablo, las referencias culturales que empleo, las lecciones de la historia, todo eso son necesarios para haber llegado a mí y saber por qué yo soy yo, para saber quien es mi vecino. Si es verdad que el lenguaje conforma nuestra mente, nada de lo anterior es inocente. Pero eso no quiere decir que el peso de la historia deba recaer sobre nosotros como una condena: los ciudadanos de hoy debemos ser libres para construir nuestras “naciones” (nuestras comunidades de convivencia) sin ataduras tribales, la memoria de miles de muertos injustos, ni argumentos esenciales que pretenden dignificarnos, hacernos únicos. Mi descubrimiento del mundo se produce en castellano, después con todas las creaciones de la cultura occidental, luego fui conociendo el mundo oriental… Mi conciencia y mis ideas, también mis sentimientos y sensibilidades se van formando así.

Por eso me interesa España como una organización útil (o que debiera ser útil) para un conjunto de poblaciones y personas que tienen ese acervo a la hora de haber ido forjando su forma de ver el mundo. Con sus defectos, que muchos son. Si no lo quisieran, tampoco debiera ser un problema. La política se hace para convivir. No me interesa nada la España Imperial como reivindicación, ni Madrid rompeolas de todas las Españas, ni las disputas constantes sobre la distribución territorial: sólo me interesa que estamos aquí, algo que se puede traducir como que el jamón ibérico se ha extendido en su buen aprecio y asimilación gastronómica por todo el territorio de esto que llamamos España y que en otros territorios no se acaba de dar con la fórmula, aunque guste. Resulta que, después de todo, me resulta más cálido y familiar el catalán que el inglés, a pesar de que lo entiendo y lo hablo mucho mejor, de que lo he estudiado con intensidad y de que lo manejo con soltura, nota y fluidez y también a pesar de que el catalán lo domino, en lo que lo domino, sólo por lo que he escuchado de los labios de mis amigos y por lo no tanto que he leído a través del Avui, algunos libros de Pla, otros de Pere Gimferrer. Advierto, como aviso a navegantes, que el catalán es un idioma que me gusta. Y todo esto evidencia que, a la hora de formar una comunidad de vecinos, las cosas son diferentes a hacerlas con eso que llamamos “Francia” por poner un ejemplo. Ahora, si alguien quisiera tener pasaporte francés, ¿quién soy yo para decirle que no? O pasaporte vasco, catalán o mallorquín.

En mi percepción de la nación, las cosas han de ser prácticas, sencillas, hechas para convivir y resultado de cesiones parciales de los individuos (ver nota sobre Joseba Arregui en este mismo blog). Qué ingenuidad. Y que la practicidad, la utilidad tiene que ver con el entorno: ¿juntos obtenemos más? La teoría sociológica derivada de la teoría de juegos hace mucho que ha descubierto que la cooperación es superior en resultado a la competencia (esto no es ir contra la libertad de mercado, eso da para otro artículo). Así, me parece más simple la cooperación de quienes esto habitan para que en el mundo en que vivimos la gente pueda perseguir su felicidad, ese ingrediente metafísico de la constitución de los Estados Unidos.

Vayan mis razones:

- Por demografía: cada vez tienen más peso en las decisiones que se toman en el mundo lo países de mayor base demográfica. Ejemplos rápidos: la forma de votar en la UE y los proyectos de modificación del consejo de seguridad de la ONU donde países de tan poco peso militar y político como Brasil y la India suenan como candidatos a miembros permanentes, junto a países tan pequeños como Japón y los ya presentes, donde sólo Reino Unido y Francia serían viejas glorias, desde luego mucho menos pobladas. Por mucha identidad que tengamos, por muy diferente que me sienta a un andaluz (que me perdonen de despeñaperros hacia el sur: no creo tener nada que ver, aunque no me sienta extraño), la comunidad de relaciones, cosmovisión, lazos comerciales y de parentesco hacen más fácil encontrar una postura única para la defensa de los impuestos sobre el alcohol (no somos finlandeses, el vino no es pecado) y el cultivo del olivo: eso es influencia en el mundo. Por poner ejemplos pequeños. Un único voto para Euzkadi en el consejo de ministros de la UE es una parida para todos. Una forma de agregarnos frente a la fuerza de otras culturas comerciales (no porque haya nada que temer, sino para poder mantener la libertad de elegir) es conservar esto, que solemos querer mucho más cuando nos encontramos en un café de Nueva York que en la playa de Torrevieja.

- Por la lengua castellana: aunque les ponga los pelos de punta a catalanes, vascos, algún navarro y algún gallego, el primer activo económico de todas las famosas Españas, es la lengua castellana. ¿Por el número de hablantes? Sí – de nuevo la demografía - y porque es la segunda lengua de Estados Unidos, y eso, amigos míos, es dinero y fuerza cultural. En manos de los de aquí está el aprovecharlo. Parecía que lo español era algo horrible, pero viendo el número de alumnos brasileños, británicos, norteamericanos y hasta franceses que eligen como segundo y tercer idioma el castellano, las cosas dan que pensar.

- Por parentesco: O por afecto. ¿O por quien si no va a jugar el Athletic de Bilbao la liga?. Miles de familias viven fragmentadas con parientes en más de un territorio y con memorias infantiles repartidas entre el pueblo de Jaen y la casa de Cornellà. Miles de familias comen y viven en Santurce y veranean en Salou. Crear murallas legales – no hablo de barreras físicas, porque la vida puede ser como entre Bélgica y Holanda – entre todas estas líneas de afectos es, simplemente, complicar la vida y perder el tiempo. Todo eso vale más que una frontera. Pujol llegó a decir que España era una realidad entrañable. Creo que, en el fondo, lo cree, porque es la parte de España que merece más la pena.

Aunque me queda la duda de que, en el fondo, España no es tan importante. A lo mejor desaparece absorbida por el siglo XXI, pero puede que Cataluña, tal y como la conciben los nacionalistas catalanes, también. O los vascos, o los gallegos...




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