Estimado Ricardo:
Agradezco profundamente las palabras que me dedica en su y mi blog acerca de la supuesta (permítame que dude de mí mismo, es un estado existencial y no creo librarme en todo momento del animal que llevo dentro) educación, bondad y relajación a la hora de debatir con la izquierda militante que me caracteriza. No se crea, a veces me caliento. Si me lo permite, creo que empiezo a sospechar de que tantas personas procedentes de la lectura de A Sueldo de Moscú alaben mi serenidad, pues si del Quijote aprendimos aquello de "ladran, luego cabalgamos" la manifestación del procedimiento inverso insinuaría que algo no hago bien. Pero, qué diantre, la verdad es que lo percibo como un estado excelso de fair play que me llena de gozo.
Me pide, estimado conciudadano, que tome partido acerca del contenido del artículo por el cual Federico Jiménez Losantos, a.k.a FJL, ha merecido su iniciativa de recurrir al Fiscal General del Estado por si es constitutivo de un delito de injurias o de calumnias contra el Jefe del Estado (¿se sigue llamando así? me recuerda a Franco, pero lo mismo no tiene nada que ver), Juan Carlos I, Rey de España. Me lo pide, como he anticipado, tras su reconocimiento, a todas luces exagerado, de ser una respuesta "seria y fundamentada desde las filas liberales". Reitero el agradecimiento y no rehuyo el ejercitar algo tan marxista como la "toma de partido": Ricardo, amigo, tras lectura atenta del artículo, creo que usted no tiene razón en su intención (veremos qué dicen los doctores en derecho) y que FJL tiene derecho a manifestarse como lo hace, aunque haya aspectos del artículo que yo tampoco comparta.
Como se trata de argumentar, le daré mis razones.
Si esto fuera un filme de Hollywood y yo tuviera que escribir una película de abogados, este podría ser el típico caso en que se defiende a un tipo, digamos poco recomendable (al menos, en ocasiones, es probable que en su vida privada FJL lo sea más que en la exposición pública), pero que pide ser declarado inocente apelando a sus derechos fundamentales. Digo que esto es como en una peli porque no soy abogado ni he estudiado el suficiente derecho o la suficiente filosofía como para doctorarme en estos casos. Por eso voy a contar la película como la veo.
Así que veo a una especie de Perry Mason que razonaría sobre dos puntos. Uno: la valoración de la Historia (lo pongo con mayúsculas, primero porque creo que se hace así, y segundo porque no es la historia de la película), que es algo sujeto a la interpretación de historiadores y ciudadanos comunes y Dos: la existencia de una figura literaria que se llama hipérbole, pues de redacción periodística advertida como "opinión" hablamos y creo que los manuales escolares siguen considerándola un género literario.
Por parte de la primera, es obvio y no inocente que FJL comience hablándonos de lo que siempre hemos venido en llamar "Revolución de Octubre del 34" y que una tendencia actual por parte de cierta historiografía, más o menos valorada y no exenta de polémica, está calificando de "golpe de estado". Claro, la palabra "revolución" es hermosa pues siempre alude a los cambios de gobierno y statu quo que percibimos como positivos para la Humanidad (fíjese que hay revoluciones liberales), y la expresión "golpe de estado" no puede evitar la evocación de bananas, espadones, crueldad y analfabetismo.
Pero es cuestión de opiniones: FJL habla del golpe de la Revolución del 34 (o intento de) y del golpe de Primo. Siempre hemos llamado Revolución de Octubre de 1917 al asalto de los bolcheviques al poder, pero nada impide que consideremos el triunfo de los bolcheviques como un golpe de estado en toda regla. El zar de todas las Rusias fue oportunamente fusilado, como en cualquier revolución valle inclanesca que se precie. Si Octubre del 34 fue intento de golpe o revolución, lo dejo a gusto del consumidor, viene a ser como lo de si Cataluña es nación o una de las ocho ignotas fórmulas de Zapatero, cuestión de lenguaje. Pues todos estaremos de acuerdo en que hubo un intento de una "minoría" armada de tomar el poder por la fuerza. Es decir, como Cataluña, sobre la que creo que nadie niega que, lenguaje aparte, hay algo que es un tanto diferente a lo de los demás.
Decía que no es inocente la elección al comienzo del párrafo anterior puesto que lo que efectúa posteriormente podría considerarse una alegoría, una de cuyos significados extraigo de la wikipedia: "también se denomina así a un procedimiento retórico de más amplio alcance, en tanto que por él se crea un sistema extenso y subdividido de imágenes metafóricas que representa un pensamiento más complejo o una experiencia humana real". Una experiencia humana real, buen argumento de defensa para Perry Mason, el golpe de estado como metáfora de cambio del orden establecido. FJL relaciona octubre del 34 con el golpe de Primo y lo pone, a su vez, en correspondencia con los acontecimientos de la actualidad para calificar el proyecto de Estatuto de Cataluña de "golpe de estado". Creo que FJL lo dice en serio, pero la figura de la hipérbole seguro que sería admitida por un juez sensato en mi film. La R.A.E. define hipérbole como: " 1. f. Ret. Figura que consiste en aumentar o disminuir excesivamente aquello de que se habla. 2. f. Exageración de una circunstancia, relato o noticia.". Quedémonos especialmente con la segunda: circunstancia, relato o noticia. Si la cuestión del golpe de estado la aceptamos como decimos aquí, la exageración de una circunstancia, no podemos por menos que en lo que se refiere a la intervención del Rey estamos en las mismas, lo uno lleva a lo otro y nos pone el ejemplo comprobado de Alfonso XIII en el caso de Primo para, de modo similar, sugerir el papel de la Corona. Luego tendríamos otra valoración hiperbólica de la ¿no actuación? ¿amparo? del vigente ocupante del trono.
Así pues, declaro a FJL inocente de todos los cargos. Eso no quiere decir que un servidor de usted considere que la interpretación y valoración del señor Losantos de los acontecimientos actuales sea la misma que hago yo, pero como he dicho en otras ocasiones, eso no quiere decir que no comparta puntos de fondo. Por ejemplo, muchos aspectos de la letra y el espíritu del nuevo Estatuto parecen suponer, al menos, y no lo digo yo sino mucho jurista, una especie de mutación constitucional. Pero mutar o cambiar la Constitución no es malo en sí mismo, es incluso algo que tiene un procedimiento previsto. Debo decirle que yo estoy de acuerdo con cambiarla. Un punto de crítica legítima a lo que ocurre es decir que si eso es así, el procedimiento legal debería ser otro al empleado en este momento. Si no hacerlo de esta forma hay quien lo llama golpe de estado, pues parece que está en su derecho a calificarlo tan exageradamente con arreglo a la libertad de expresión y nosotros tenemos el derecho de no hacerle caso. Llamarlo golpe de estado puede contribuir a inflamar "a las masas" (qué lejanamente comunista suena esto, amigo Royo) y puede ser demagógico e hiperbólico, puede irritar hasta la muerte, pero... me quedo con Voltaire, tiene derecho a decirlo.
A sueldo de Moscú es calificable de ironía (RAE: 1. Burla fina y disimulada; 2. f. Tono burlón con que se dice; 3. f. Figura retórica que consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice), y no me cabe en la cabeza que un cargo público español esté siendo financiado por la nueva versión del KGB que se haya inventado Putin, aunque usted sabe que ese título hace unos años le hubiera llevado a la cárcel. No merece que hagamos lo mismo con FJL. Debo admitirle que la "denuncia" es ingeniosa y un elemento de delicioso agitprop que le admiro, y que es sanísimo que la justicia se pronuncie, que no pase nada y hasta alguien como yo creerá que la democracia española es mejor de lo que parece.
No sé si le convenzo, pero estoy seguro de que lo vamos a pasar estupendamente debatiendo sobre ello.
Un saludo cordial de su polemizador, Berlin Smith.
Technorati tags: Federico Jiménez Losantos, Libertad de Expresión, Liberalismo
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