miércoles, diciembre 19, 2007

Jara y sedal


Querer peces es mojarse el culo: lo aseguran las leyendas, las tradiciones ancestrales y el saber, se dice siempre que sabio, de tribus, pueblos y vecinos. A diferencia de otros cuentos populares que alimentan nuestras mentes, de este no se hace religión ni orgullo, ni siquiera tiene el calificativo de relato de nuestros padres. Por no tener, no tiene ni melancolía ni recuerdo de que, tiempo antes, antes de que alguien lo jodiera todo, la gente se mojara el culo con la frecuencia que la pesca reclamara. Qué cachondas son las tradiciones. Siendo un aserto de lo más interesante, siempre he visto que los pescadores mojados no son más que excepción y no regla y nadie dice que no pesquen.

Como Artur, piloto de argonautas, caña y red en ristre. Mirando los toros desde la barrera, que es como hace uno, aceptaremos que ese espejo deformado que tiene el nombre ilustre de prensa (no hablaremos de cuarto poder, porque eso alimenta los sueños de grandeza de reporteros y tribuletes) reproduce con una fidelidad razonable las palabras de este hombre que un día descubrió que era catalán de toda la vida. Ya saben, es de ese programilla fantástico que tiene la virtud de que los políticos de esta tierra indómita aceptan comparecer sin red ante el pueblo llano, eso que se supone que es su razón de ser: pero qué miedo hay a saltar al vacío.

Y según esos notarios, Artur, excursionista a Montserrat, sale de pesca sin miedo a empaparse:
El líder nacionalista también ha tenido que volver a reflexionar sobre el tan manido derecho a decidir que esgrimió como elemento clave de su programa político. Un derecho "al que debe aspirar Cataluña", aunque especificó que "existen grandes diferencias entre la autodeterminación y la independencia".

Según ha valorado Mas, "la autodeterminación es la máxima expresión del derecho a decidir", y ha advertido sobre las aventuras políticas que insisten en llegar hasta la independencia "sin que exista un consenso real y se ignore a la mitad de Cataluña". Para ello ha preguntado en voz alta "qué clase de independendencia tendríamos si se lograra la mayoría más uno". Así, se debe cumplir con dos elementos esenciales, según ha valorado: "Se debe respetar el sentimiento mayoritario de la ciudadanía catalana" y, sobre todo, se debe "llegar a grandes consensos".

Preguntado posteriormente por otro ciudadano entre si escogería entre el Estado de las autonomías, un Estado federal o bien mayor soberanía, Mas ha reiterado que "para nosotros el Estado de las autonomías no es suficiente", abogando por "defender siempre la mayor soberanía para Cataluña", aunque con una condición inapelable. "Cualquier avance debe ser aceptado por una mayoría amplia de la ciudadanía catalana", advirtiendo que "o nos ponemos de acuerdo los catalanes hacia donde vamos o al final no lograremos nada"
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Fíjense en la calidad del anorak que se pone en el viaje por el océano de la retórica: existen grandes diferencias entre autodeterminación e independencia. Oh, por supuesto, intelectualmente esto no lo vamos a negar. Por ejemplo, que nadie sabe donde termina la autodeterminación, porque yo también quiero autodeterminarme. Que tu mano derecha no sepa que hace tu mano izquierda, que esto también cuentan los refranes. Pero oiga, ¿no dice usted que no es pecado autodeterminarse y usar verbos tan feuchos para comandar la elección de futuro y de estrellas que nos guíen? No, no lo es. Lo divertido es ver jugar a los pescadores: quiero autodeterminación, pero independencia no, porque no es cosa de hacer cosas sin consensos. Aspiro a algo, que no se sabe que es, pero lo que se sabe es que Cataluña, que digo yo que debe tener piernas, brazos, ojos y hasta cerebro de tanto dicen que habla - habla, pueblo, habla -, debe aspirar a ello. Las razones no se conocen bien, o forman parte de los cuentos de nuestros padres, pero debe. Como se puede comprobar, en el fondo ni una palabra de cómo las personas son verdaderamente libres de construirse su propia existencia y la seria sospecha de recrearse en el encantamiento de las unidades de destino en lo universal, que la poesía da para mucho.

Esto tiene un resumen: bronca. A río revuelto, ganancia de pescadores.


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(si es que la tradición tiene respuestas para todo)

("si se lograra la mitad más uno", ¿crear necesidades que dicen los antitodo que hace el maldito capitalismo? Después de que la gente se fuera a la playa mientras se votaba el destino de la patria, todo alcanza unas dosis de superrealismo que no son impropias de la tierra - ah, la tierra - que vio nacer a ese franquista que fue Dalí)

(ven como es buenísimo hablar y debatir sobre la independencia y esas matracas: no debatir es crear oscurantismo, tótems y manitús; debatir supone hacer preguntas a los chamanes sobre cómo piensan resolver las situaciones que entraña y las nuevas contradicciones que produce: es maravilloso comprobar cómo los salvadores de la nación española están tan desarmados de un buen artefacto intelectual como los liberadores de las patrias oprimidas, sólo que caen mucho, pero que mucho menos simpáticos)

(¿recuerdan la razón de ser del pe-ene-uve?: básicamente ser soberanos para vivir en el mejor de los mundos posibles, todas las ventajas de pertenecer a España y ninguno de los inconvenientes; como ven, hace escuela; como ven, uno puede pescar sin mojarse el culo)


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P.D.: Mapuche, deje que le lance una admonición: le tengo donde le quería. Uno de estos días de esta pesadilla de fechas que nos viene, que pase usted de San Esteban sin amenaza de cólico o de ruptura familiar por un verbo mal dicho por el calor humano y etílico que nos invade en tan señaladas jornadas, me entretengo en contárselo.