lunes, julio 02, 2007

Definiciones (¿Es esto el postnacionalismo?- The sequel)



Diría que el mérito de Durán va a ser éste:
...el dirigente de Unió Democràtica proclamó que CiU sólo tiene dos alternativas: o declararse un partido independentista -"que nunca lo ha sido y hay que dejarlo claro ante España", manifestó- o "defender" los intereses de Cataluña allá "donde haga falta". Es decir, implicándose en un Gobierno de coalición con el partido que resulte victorioso de las elecciones generales de marzo de 2008.
De una manera o de otra, este comentarista ha venido dando su punto de vista hace largo tiempo en esta línea: que el problema esencial de la integración territorial española no reside en las diferentes competencias o definiciones que se quieran dar o atribuir los territorios que maldecidos por la historia lo componen a duras penas, sino en la lealtad de las partes con el todo. Es decir, simplificadamente, ser Euskadi o ser Navarra.

Simultáneamente, la única forma que tienen los partidos denominados popularmente "españolistas" es aceptar que los territorios se definan libremente llevando a los partidos que viven de la ambigüedad a adoptar un criterio estable. Esto implica desmontar algunos mitos sobre las voluntades populares, las unidades de destino y todas esas cosas que implícitamente viven en la psique de los habitantes al Sur del Ebro, sea cual sea su especie y condición. Implica correr lo que hay quien llamaría riesgos (la vida es riesgo, hermanos), pero me parece que resultaría sorprendente la vitalidad del sujeto España si se asumiera públicamente desde el lado más céntrico que sólo tiene sentido desde la libre elección. También implica el reciclado intelectual de estos nacionalismos alternativos, especialmente ante la posibilidad de que la pureza nacional resulte, en la práctica, muy incómoda. Para ambas cosas, hay que tener voluntad, claro. A veces la voluntad surge del inteligente análisis de la realidad. Ahora ya me tiran lanzas si quieren.

Pero hay algo más que observar en lo que El País considera un discurso muy medido del oscense: de modo sorprendente, considera más fácil el pacto con el PSOE, a pesar de decir lo que sabemos todos de José Luis ("el dirigente socialista más vacío de contenido que haya existido en España") y no tanto con el PP ("creen difícil que los populares retiren primero su recurso contra el Estatuto catalán ante el Tribunal Constitucional"), todo ello a pesar de este punto de vista:
El dirigente democristiano consideró perfectamente compatible sentarse en el Consejo de Ministros para defender los intereses de Cataluña y, al tiempo, los generales del conjunto de España porque, además del ideario nacionalista, CiU también, agregó, tiene un modelo de sociedad
Un modelo de sociedad: ¿le importa más al PP una especial visión de la patria o el modelo de sociedad al que aspira? Esto exige tener una idea clara de lo que es nacionalismo y lo que no. ¿No es un reto político para un partido que se define como liberal, conservador, un tanto o un mucho cristiano, desarrollar el debate ideológico interno de la suficiente altura para encontrar los mecanismos políticos para resolver lo central de su ideario con quien comparte su "modelo de sociedad"? Decían hace mucho que la política era el arte de lo posible. Ya va siendo hora de saber qué es lo que es posible.



P.D.: Alguna aclaración. Verdaderamente el post-nacionalismo no consiste en dejar de ser nacionalista abrazando España, sino en empezar a tomar decisiones del alcance del nacionalismo de cada uno en vez de vivir de la idea de que se tiene que dedicar la vida a uno en concreto. Para poder dejar de serlo. Es aplicable a determinados valores y fantasmas de los castellanos viejos.