La pregunta científica en este mundo de chimpancés en transición al bonobobo, es si las buenas intenciones idiotas son el producto de un gen especialmente rebelde, uno que trastoca el seso que ese mismo código genético ha confiado al chimpancé en fase superior y que le hace destacar del resto de los simios. Véase el ejemplo del caso Rodríguez y su arenga a los candidatos de su clan para desterrar la "cultura machista de discriminación y dominación de la mujer en el ámbito laboral".
El desmenuzamiento de la lógica no aparente de las florituras del lenguaje permite desentrañar las obviedades del idiotismo: a) ¿cómo puede Rodríguez saber cómo se destierra la cultura del machismo del ámbito laboral si él no ha trabajado nunca?, ¿cómo puede saber incluso si la hay? b) ¿puede explicar cómo se destierra cualquier cultura? Porque tanta seguridad en los incansables esfuerzos de sus candidatos llevan a cuestionarse si no puede por el mismo sistema - la arenga del destierro y las leyes de (des)igualdad - suprimirse otras culturas de nombres vistosos: la cultura de la violencia de los jóvenes vecinos de la Euskal Herria inventada y la real, la cultura del pelotazo, la cultura del ladrillo, la cultura de la autoinmolación musulmana y sus huríes. Es más, resulta inquietante tanta sabiduría para la Alianza de Civilizaciones (dónde estará, stay tuned a la espera del próximo esfuerzo de propaganda que trate de ocultar el vacío). ¿En qué consiste el idiotismo? Carlos Alberto Montaner et al vuelven a explicarlo en este nuevo momento histórico de iluminados que rodea al mundo hispánico: "alguien que repite el mismo experimento 40 veces a la espera de que alguna vez los resultados sean diferentes".
¿Dudan del idiotismo del autor de esta estrategia? Seguro que después de esta otra sentencia, no: "Allá donde hay mujeres gobernando, las cosas funcionan mejor". Es decir, que Esperanza es mejor apuesta que Simancas - es casi obvio-; que Rita Barberá es estupenda y que es buena cosa que María de la Pau Janer se pase a la política. Es incluso la prueba que estábamos buscando: Mª Teresa Fernández de la Vega lo hace mejor que él. Pero el idiotismo real consiste en no darse cuenta de que Calvo, Trujillo y el conjunto de ministras de cuota no lo hacen igual de bien que su Rubalcaba, ese Rasputín que pierde crédito, lo que falsaría la sentencia prodigiosa del Zapatero prodigioso. Claro, no ha leído a Popper. ¿Pero qué esperábamos?
(De verdad: ¿se puede ser más idiota y hueco que este gobernante? Seamos ecuánimes: el político es proclive a la sandez y la náusea. Lo de éste es como si pusiéramos a gobernar a Torrebruno. Con todo el respeto a Torrebruno, que se dedica a hacer reir. Pero es inofensivo).
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