jueves, abril 05, 2007

No tenemos la culpa (algo se podrá hacer, digo yo)



«El verdadero campeón nacional que necesita España es un regulador financiero independiente, capaz de fortalecer y proteger los derechos de los accionistas minoritarios, para que las compañías españolas puedan beneficiarse de la inversión extranjera»



Voy a pedir con toda modestia la ayuda imprescindible de Daniel Rodríguez Herrera, el editor del rascacielos donde puse mi casa, para pedir perdón o misericordia: las personas sensatas sabemos que estas líneas publicadas en el Financial Times son, no sólo la verdad de la buena, sino letales para la reputación de un país que no ha hecho mal del todo sus deberes durante treinta años y que empezaba a tener un capitalismo digno de ese nombre: si ha costado a fuerza de hechos y trabajo hacer entender que no es éste precisamente un país de siesta, pandereta y sangría (o no sólo eso), el bello Rodríguez portador de la osadía de los ignorantes y asesorado por resentidos ambiciosos y tan inexpertos como él (Sebastián, el que será saeteado) cree que puede jugar con las cosas de comer.

Sumémosle la incapacidad de una oposición que cuando gobernó tampoco tuvo demasiado celo en que los organismos de arbitraje, regulación y justicia fueran realmente independientes del poder temporal de todo ejecutivo condenado a su revisión por las urnas, la sociedad civil debería pedir disculpas en nombre de todos nosotros y decirle al mundo que no todos somos lo mismo.

Así, aprovechando la nada desdeñable capacidad de las redes dos punto cero sugiero al alma escondida de este conjunto variopinto de webs que quieren para sí el apodo de liberales, que promueva con su potencia de medios la organización de una campaña de reparación de nuestra reputación como sociedad moderna. Un plan certero podría consistir en esto:

a) Redactar una carta al director del Financial Times en educadísimos y muy corteses modos explicando que el país no tiene la culpa de que la democracia sea imperfecta y es capaz de elegir incompetentes que no saben de qué hablan cuando gobiernan.

b) Que comunique, a su vez, que la sociedad civil no está quieta, que algunos no estamos dispuestos a consentirlo y que iniciamos la recolección de firmas para pedir instituciones independientes en la que el gobierno no pueda meter sus narices cuando no le gustan sus decisiones o, lo que es peor, que promueva decisiones en contra del público de antemano y para servir a los intereses políticos del gobierno.

c) Que a través de alguna de estas webs, Liberalismo.org, Red Liberal o quien sabe si hasta el Instituto Juan de Mariana, se recojan firmas para acompañar la misiva. O donde sea. Ustedes me dicen

d) Que esas mismas webs y foros de pensamiento elaboren propuestas inmediatas para reformar estas instituciones para ponerlas al servicio de una sociedad abierta. O para que las copie el PP, si es que sirve para algo como opositor.

Consciente es uno de la dificultad de que un político le haga caso, pero al menos no nos quedaremos con lo peor, que es la cara que se te queda. O de ver si la blogosfera es un ente capaz de influir en la agenda política. Se lo diré también a Freire, que siempre me da palmaditas en la espalda con mis pequeñas locuras de agitación cibernética y de – fracasados – intentos de enlazar redes entre sí.

Señor Daniel, dígame qué le parece.