Hay que suponer que cuando PRISA escribe con crudeza, es porque pierde un negocio. Qué malo y qué crispador me pongo cuando leo la prensa cuya lectura Mapuche no me premia. Pero es que es tan divertida...
El coro de gritones éramos antipatriotas y cosas peores, canallas que no querían la paz (es decir, que desean la guerra, toma ya) para que después se viera que era un cándido subido a un pedestal. El puesto hace mucho, no obstante, el nivel de idiotez aparente se reduce.
Confirmando el hecho de que están en el mismo bando pero apoyando diferentes facciones, la casa de Cebrián pondrá esta oportunidad de decir la verdad como señal de esa independencia que le caracteriza: nunca engañaron a nadie, son independientes de cualquier poder que se oponga a sus planes.
Terminada esta retórica tan poco original y tan propia de varias legislaturas atrás, yo no se qué cara se le queda después de que le pongan a uno esto por escrito para después decir que sí, que el muchacho si no fuera por estos detalles anda bien y que ha madurado. Esto es lo que nos espera soportar (oh, la socialdemocracia sí se hace muy insoportable, Map, es que cada día es lo menos científico del mundo):
¿Acepta las críticas? Por lo general, no (en esto tampoco ha cambiado); pero hay algo en el tono, en ciertas sonrisas, y en los comentarios off the record que sugieren un acercamiento menos dogmático y menos autoconvencido a los problemas a los que se enfrenta que en ocasiones anteriores.
Un par de veces concede: ahí podría usted tener razón, algo inaudito en entrevistas anteriores. Más aún, en un momento de la conversación, y a una pregunta sobre el incumplimiento de los ayuntamientos de una cierta normativa anticorrupción, salta la sorpresa: no sé, viene a contestar el presidente con tranquilidad, algo impensable en el Rodríguez Zapatero de la primera legislatura, cuando hubiese hilado un discurso en galimatías con tal de no quedar en evidencia. Luego, durante el partido España-Rusia, llamará por teléfono para contar por qué no tenía ese problema en la cabeza -"tengo otros dos mil"- y explicar que los socialistas, desde la federación de municipios, van a exigir que se cumpla la norma. "Gol de Xavi", grita entusiasmado en medio de las explicaciones. Por detrás se oyen gritos de alegría y risas. Es el primero de la selección. Luego vendrán dos más.
¿Reconoce la gravedad de la crisis económica? Tampoco. En este tema vuelve el presidente de la primera legislatura: no quiere dejar margen alguno a la polémica ni a la interpretación. Trichet no tiene razón. Solbes, dice, le apoya en sus críticas al presidente del BCE (algo difícil de creer, dada la trayectoria del vicepresidente), y a éste le parecen bien todas las medidas polémicas del Gobierno, desde los 400 euros del IRPF hasta los 2.500 euros por bebé (algo de lo que existe evidencia empírica en contrario). Pero, en general, el presidente se defiende bien y con tranquilidad.
Perder una final de fútbol ya se sabe que lo que tiene de malo es la cara que se te queda. ¿Y si se pierde con él dentro? ¿Dos veces cara de tonto?
(pobrecito: tiene dos mil problemas en la cabeza. ¿No duerme para salvarnos?)
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