domingo, abril 06, 2008

Sutilmente, una ceja que se levanta


La derecha liberal se mueve por dos principios: España y Libertad, o mejor, Libertad y España, aunque no sea deseable, ni siquiera posible la una sin la otra"

Federico esencial. El problema del susodicho y de tantos fieles es que la afirmación es falsable, por decir las cosas con referencias plenamente homologables a la tercera palabra empezando por la derecha de esta cita imprescindible. Puede decirse que la historia - y ya saben que no soy un pesimista encarnado en Gil de Biedma - no permite presumir de una gran alegría ante la equivalencia España, libertad. Quizá el drama de España era la angustia porque lo fuera. Una segunda razón es que esa cosa fugaz de la libertad (ese objeto para el fetichismo según Citoyen en sus momentos más leninistas) se supone que se da razonablemente bien en términos políticos en otros vecindarios que no son España. Sobre los términos filosóficos y el libre albedrío siempre podríamos discutir. Otros vecindarios al norte, al este y al oeste, no sé si debo atreverme a decir el Sur, que ya se sabe que el sur es para la poesía y los faros.

El otro cisma lógico es que no es desde un punto de vista positivo cierto: ¿puede haber Catalunya y libertad? ¿Euskal Herria y libertad? ¿Portugal y libertad? A la vista de que Ferrusola se ha expresado como aquéllo de lo que se le culpa a Fraga, es decir, que ha hablado como una facha (¿lo será?), la defensa de la imposibilidad teórica de estos binomios se basa en que quedaría en manos de gente como ella. De fachas. Por el contrario, leí a Juan Urrutia decir que los vascos, vistas estas últimas elecciones, con ese PNV semidesarbolado, entre la dicotomía independencia (Juan José) o libertad (Zapatero vs Mariano) habían escogido la segunda. Esto puede ser tan falso como lo dicho por FJL, pero en este escenario ambas sentencias son posibles. Patria o muerte, venceremos.

Me produce perplejidad, creo que saben, que la denominada eclosión liberal no repare en que se supone que la libertad es antes que la patria y que el territorio, por lo que el territorio debiera ser irrelevante. O si el estado debe ser mínimo y reducido, el poco interés que tiene afincarlo en un terruño más o menos grande: casi mejor pequeño, ceteris paribus. Qué decir de las tendencias anarquistas capitalistas: las banderas no tendrían sitio en el mercado. Al final, es esta reconstrucción doceañista un sueño más elegante que Alba de América y que Jaun Zuria, pero no parece muy superior en calidad del relato y de su uso y abuso que 1714.

Addendas. Varias:

Dice la Sra. White
: "yo no estoy a gusto, porque no tengo claro precisamente que esto haya dejado de ser un nicho para ser un barco político" El barco es la nave que sindica también este blog. A mí me da igual. Ignoro a los comodoros que lo pilotan y agradezco al armador que le dé igual lo que escriba aunque sospecho que generalmente no es de su cosecha favorita. Se supone que casi toda la gente interesante que ha terminado llegando aquí, de una forma u otra, lo ha hecho de esa manera. Bravo, en todo caso.

Sra. Sánchez: gracias por la gentileza de permitir tratarla como se merece.

Luis, ciudadano de la república universal
: siempre que me habla de cuero y masoquismo me acuerdo de Vladimir Ilich. Por aquéllo del para qué y para quién.