sábado, junio 23, 2007

Mostrándose en cueros



Los malditos gemelos polacos van a ser declarados culpables de un nuevo atentado a la moral y las buenas costumbres imperantes en nuestros días, entre ellas la de mostrar el cuerpo desnudo de uno en la playa sin preocuparse por la reacción de estupor o admiración del respetable público circundante, que no necesariamente circuncidado. Dice la información que la cosa tiene más calado y es más sorprendente: la norma fue establecida por los comunistas, los extremeños se tocan, con el pequeño detalle de que no se aplicaba.

¿Estaba prohibido con Franco sumergirse en las olas preparado para sentir el roce marino en la delicada piel oculta al sol de a diario? Lo que es seguro es que en plena transición yo pude leer la noticia de cómo un cura en la Galicia de siempre se lió a garrotazos con unos bañistas que ahorraban en bañadores. Algún jurista con memoria, al rescate. Más interesante: que nos aclare si fue abolida. Uno piensa que como tal cosa era inconcebible acá y en casi todas partes, la mente del legislador no hubiera llegado a tan rocambolesco supuesto y se hubiera conformado con la penalización a los atentados a la moral y las buenas costumbres. Ya quedaba la pareja de la Guardia Civil a cargo de detectar el escándalo público, que siempre es cosa muy notoria y que se reconoce cuando se ve.

Está claro que lo de buen o mal hábito es mutante. Por ejemplo: ya nadie te dice que te quedas ciego por la manipulación del apéndice pellejoso que ostentan los varones entre pierna derecha e izquierda. Nunca escuché que las mujeres perdieran la vista por exploraciones similares y me queda la terrible duda de qué les decía su mamá de tan perniciosa costumbre, si es que a confesarlo se atrevían. Se ha de reconocer que la española ha mutado mucho sus buenas costumbres, y no tiene inconveniente hoy día en mostrar esa ropa interior procedente de Brasil, y tan de moda, en la que la visualización de nalgas y tentaciones es moneda corriente (entre mis amistades masculinas esta nueva buena costumbre se percibe a partes iguales como maravilla del mundo moderno y como tortura psicológica, digamos la verdad).

A todo esto lo que pasa es que los gemelos polacos son un verdadero coñazo, en la página de David Ballota se corre con el culo al aire y yo le debo un artículo del que espero que pronto me llegue la iluminación, porque esto es lo único que ha salido hoy de mi pluma, que es como se decía antes.



P.D.: Y si me preguntan si tengo buenas costumbres les diré que sí, que no me inquieta que señoras y señoras desconocidas no se atrevan a confesar que me han echado una mirada, aunque sea de espanto. Lo de los polacos se puede ver de varias maneras, porque hacer cumplir la ley suele ser una obligación y porque las playas nudistas de verdad no las han cerrado. La duda es si van a poner el mismo furor en ello que en defender su poder votante en la UE, que yo no sé por qué se meten con ellos si hacen bien. En lo de lo de defender los intereses del país, digo.


P.D.2 (urgente): Me dice Juanito, Sartine, que los viejos luchadores por una playa en bolingas son, existen, tienen nombre y apellidos y que botarán de entusiasmo al ver sus nombres aquí, en Noches Confusas, este espacio para la épica. Se llaman presuntamente Pedro Arias Veira y Miguel Cancio. Debo advertir al señor fiscal que el culpable de esta violación de intimidad es el reputado escritor gallego que he mencionado y que tengo pruebas para mostrárselo.