lunes, abril 30, 2007

Gotas de ácido en campaña: cap. 1.- Persisten las buenas intenciones



La pregunta científica en este mundo de chimpancés en transición al bonobobo, es si las buenas intenciones idiotas son el producto de un gen especialmente rebelde, uno que trastoca el seso que ese mismo código genético ha confiado al chimpancé en fase superior y que le hace destacar del resto de los simios. Véase el ejemplo del caso Rodríguez y su arenga a los candidatos de su clan para desterrar la "cultura machista de discriminación y dominación de la mujer en el ámbito laboral".

El desmenuzamiento de la lógica no aparente de las florituras del lenguaje permite desentrañar las obviedades del idiotismo: a) ¿cómo puede Rodríguez saber cómo se destierra la cultura del machismo del ámbito laboral si él no ha trabajado nunca?, ¿cómo puede saber incluso si la hay? b) ¿puede explicar cómo se destierra cualquier cultura? Porque tanta seguridad en los incansables esfuerzos de sus candidatos llevan a cuestionarse si no puede por el mismo sistema - la arenga del destierro y las leyes de (des)igualdad - suprimirse otras culturas de nombres vistosos: la cultura de la violencia de los jóvenes vecinos de la Euskal Herria inventada y la real, la cultura del pelotazo, la cultura del ladrillo, la cultura de la autoinmolación musulmana y sus huríes. Es más, resulta inquietante tanta sabiduría para la Alianza de Civilizaciones (dónde estará, stay tuned a la espera del próximo esfuerzo de propaganda que trate de ocultar el vacío). ¿En qué consiste el idiotismo? Carlos Alberto Montaner et al vuelven a explicarlo en este nuevo momento histórico de iluminados que rodea al mundo hispánico: "alguien que repite el mismo experimento 40 veces a la espera de que alguna vez los resultados sean diferentes".

¿Dudan del idiotismo del autor de esta estrategia? Seguro que después de esta otra sentencia, no:
"Allá donde hay mujeres gobernando, las cosas funcionan mejor". Es decir, que Esperanza es mejor apuesta que Simancas - es casi obvio-; que Rita Barberá es estupenda y que es buena cosa que María de la Pau Janer se pase a la política. Es incluso la prueba que estábamos buscando: Mª Teresa Fernández de la Vega lo hace mejor que él. Pero el idiotismo real consiste en no darse cuenta de que Calvo, Trujillo y el conjunto de ministras de cuota no lo hacen igual de bien que su Rubalcaba, ese Rasputín que pierde crédito, lo que falsaría la sentencia prodigiosa del Zapatero prodigioso. Claro, no ha leído a Popper. ¿Pero qué esperábamos?

(De verdad: ¿se puede ser más idiota y hueco que este gobernante? Seamos ecuánimes: el político es proclive a la sandez y la náusea. Lo de éste es como si pusiéramos a gobernar a Torrebruno. Con todo el respeto a Torrebruno, que se dedica a hacer reir. Pero es inofensivo).

domingo, abril 29, 2007

Berlin Smith se va a la Feria



Ya se preguntó Margaret Thatcher cuando el Reino Unido planeaba su participación en la Expo qué sentido tenía una feria en la que no se vende nada. No se daba cuenta de que para ese concepto había dado con el candidato ideal y la ciudad perfecta para entenderlo: el sevillano González le puso a su pueblo un AVE y una juerga en la que era imposible fallar, sabían hacerlo. He pasado dos días en un vacío: es espectacular el cuidado que ponen los caballeros andaluces en su atuendo y en la combinación de corbatas, la elección del corte de sus trajes, la selección de camisas y la ornamentanción de cabellos y patillas. A ratos, uno pensaba que esto era una excursión de italianos.

No son desdeñables las horas de cháchara interminable de Canal Sur para hablar de nada. Platitos de jamón, fritura, queso, lomos, potajitos, todos muy ricos. Señoras embutidas en esos trajes flamencos tan favorecedores de la anatomía del deseo, paseo por aquí, caballo por allá, llamadas al movil de ilustres socios de casetas que tiran la casa y la hacienda por la ventana para invitar a un amigo y otro. Y otro vino y otro jamón, y un amigo que me hincha de vitamina B para mejor soportar las consecuencias hepáticas de tanta cortesía y felicidad. Gitanos vestidos con el mismo sentido del color de James Brown friendo buñuelos sin parar. El polvo te tiñe los zapatos, el olor a caballo y sus excrementos mezclados en la atmósfera están presentes en todo momento aunque sin saber por qué no te contaminan la ingestión de las gambas.

Mucha antropología cultural y nada más: me hubiera tenido que poner culto y recordar los festines de pavoneo y las matanzas de cerdos del Pacífico. Es todo lo que hay: una carrera de resistencia a ver quién es el más presumido durante ocho días en la que no sé por qué todo el mundo insistía en decirme que, además de no pegar ojo en toda la semana, de estrenar una camisa al día, allí se trabaja. Y en la insistencia empleaban un aire de heroismo por la proeza y de vindicación en contra del mito del cachondeo. ¿Será por esto por lo que los italianos que no vinieron, como para explicar ese temor envidioso que tienen al incremento de renta per cápita de Zapatero, dicen que los españoles somos los alemanes del sur?

Mi anfitrión, un empresario brillante, era más severo: "...y después el Rocío, y luego las vacaciones, aquí no se sabe cuándo se trabaja". Aseguraba ser "poco de feria". Me libré de los toros, también cortesía con el foráneo del que se espera que quiera conocer toda la tradición de la tierra, aunque no sea su espectáculo favorito según me dice. Sospecho que, finalmente, él y yo éramos los únicos tedeschi en tierra extraña. Acabé exhausto y deseando retornar a la paz de mi hogar para hacer estas reflexiones tan mías sobre el verdadero yugo de las percepciones e identidades de esto que en Astérix y Obélix se llama Hispania y se grita olé: mi mundo no tiene nada que ver y me relaciono mejor con los vecinos de Vic. Cosa extraña, deben sentir lo mismo.



P.D.: Claro, es una simplificación. Eso de que no se da un palo al agua. Conozco mucha gente industriosa que hace cosas verdaderamente apasionantes. Yo lo he visto, esa transformación del señorito que son los ejecutivos sureños de hoy. Pero me pregunto, por enredar, si una buena mente comercial no hubiera hecho todo lo posible por convertir el hallazgo del rebujito en toda una operación de marketing internacional a la conquista de Nueva York. Uno está seguro del asombro que debe producir en los cuarteles generales mundiales de Pepsi y Coca-Cola esa extraña combinación y el potencial de su presentación cool con un verdadero Almodóvar o Banderas taste. Es decir, elevar lo castizo a excelencia hostelera. De otra forma: una visión más francesa de la existencia, ponerle buen paño y generar divisas. Mándenme al cuerno por hacerme estas pajas mentales.

P.D. 2: Bueno, los alemanes tienen eso del Oktoberfest y seguramente tampoco sirve para nada. Fin al desgarro de vestiduras.

sábado, abril 21, 2007

Silencio


¿Escuchan algo, allá por babor o estribor de la ley de cine? ¿Escuchan algo, a babor o estribor, de la regulación del cánon? Ah, el silencio en realidad es la incapacidad de escuchar cómo los pasos mullidos de políticos florentinos y lobistas de oficinas esmirriadas aprietan la tierra mojada ante el estruendo de las elecciones que se avecinan. Para no escuchar los acordes torpes de la guitarra de mi vecino basta con subir el volumen de mi amplificador.

(apuestas: a.- tiramos la toalla, pero que no se enteren hasta después, que cuesta votos b.- se la vamos a clavar, pero que no se enteren hasta después, que cuesta votos)

domingo, abril 15, 2007

El temps no conta, ni l'espai, qualsevol nit pot sortir el sol


Ah, el optimismo. Quisiera que fuera un principio filosófico, pero nada lo supera como una sensación, un cierto encuentro (o reencuentro) con la fe en el presente y la tranquilidad de eso que llamamos alma, que de ser o existir no es más que un ente melifluo que nada en contradicción, pena y duda.

Palabra de Jaume Sisa. La primera vez, luego hubo más, en que sentí que tenía que entender el catalán. O mejor dicho, que quería desenredar palabras de una musicalidad desconocida: tan raro era el país, que era como quitar los clavos de una caja abandonada en un desván que, al abrirla, pronunciaba qualsevol, una voz dulce y misteriosa. Tardes viejas en que mi madre ponía al Sisa como si fuera una nana para prepúberes. La galeta galáctica. ¿Qué extraño ser podía pensar en una María Fontaneda para la portada de un disco?

"A casa meva és casa vostra si que hi ha cases d'algú". ¿Conocen una frase más anarquista que ésta?. Tontos los okupas, que renuncian a la poesía como himno. Lector, lectora, "També pots venir si vols, t'esperem, hi ha lloc per tots". Es domingo, no sabía qué decir, pero hace sol y entra por la ventana.



(Debo admitir que eran cosas de mayores. Yo tendría que estar con Mortadelo, pero era un niño repipi y sabihondo que se sentaba al lado de los amigos de los padres. Aute, Llach, eran de gente que tenía conciencia, luchaba o soñaba con hacerlo. Pasa el tiempo y compruebo que no tiene que ver con los adolescentes de hoy, ni siquiera con luchar nada: mal si lo tomo como nostalgia, como una trampa del tiempo vivido; bien si me llena el brillo de cosas que, después de todo, permanecen ahora que son vistas con perspectiva: no era más bonito, sólo era el principio del camino).

sábado, abril 14, 2007

"Lo pienso todavía esta primavera"


"Se puede cerrar una revista. Eso es fácil, lo difícil es borrar de la experiencia de los seres humanos el color y la música de la libertad"



Reinvención del pastiche o la caradura cibernética: hago copy-paste (barbarismo) de un artículo de Raúl Rivero, lo pongo en el orden que me da la gana, entresaco las frases que me conmueven e inauguro el columnismo open-source:
Vitral dio a los cubanos esos tonos. La mantenían bajo escrutinio todos los que allá no soportan la libertad. Cada número de la publicación provocaba reacciones violentas y molestias en la nomenclatura cubana. Y una cierta inquietud en sectores conservadores de la Iglesia que se esfuerzan por no disgustar a los que tienen en Cuba los tanques y las pistolas, el control y el mapa de los aljibes y la llave del depósito de la harina para el pedazo de pan.

Sus redactores trataban complejos asuntos de la tierra profunda y se empeñaban en mantener contactos constructivos y enriquecedores con los cubanos del exilio. Todos los periodistas independientes queríamos publicar allí, estar en sus páginas rústicas y libres, porque comprendimos que en aquellas hojas elementales se había empezado a escribir el periodismo que vamos a tener en la Cuba que viene.

La única publicación cubana plural, auténtica, libre del lápiz enfermo de los censores del Partido Comunista, la revista Vitral, acaba de ser clausurada esta semana con un gesto discreto, una llave interior de estrangulación. Vitral fue el nombre de un milagro de periodismo libre en la Cuba. Sus días, era inevitable, han terminado, sin que la institución que la cobijó, la Iglesia, haya encendido una vela por ella.
Esta primavera, en lo que piensa Raúl Rivero, es en que quisiera escribir allí.

(Juego de espejos: el artículo original, está aquí. Si quieren un entretenimiento mejor que el sudoku y tienen acceso a El Mundo, de tinta o de bytes, se leen el original y luego jugamos a: ¿ha tergiversado Berlin Smith a Raúl Rivero? ¿Se puede decir lo mismo alterando el puzzle? ¿El texto es ahora mío y no de Rivero? ¿Es un plagio? ¿Es código abierto?)

(Pistas: yo le cito, así que no puede ser...¿?. Si no le citase, ¿sería intercontextualización? Que viva Luis Racionero)

(Allí. O Allá. En las fotocopias rústicas. Más allá del mar)

miércoles, abril 11, 2007

Pregunta Intelectual


¿Y si yo no me sintiera crispado?

(Dice Pedro Zarraluki, aproximadante, que "el relato breve es el género del siglo XXI". Lo dice aproximadamente porque, en el gran negocio de la brevedad, la prensa se lleva la palma del conflicto de la síntesis: la adecuación espacio/tamaño de la tipografía y, claro está, la verdad: una vez más asisto a un titular que sólo es semejante al interior de la noticia. El recurso a la tradición permite resolver papeletas como ésta: si non è vero... Lo que realmente parece decir Zarraluki es: «En un mundo en el que todo pasa tan rápido, el cuento debería triunfar»)

Y asín, brevemente, vamos con el cuento: "Sánchez-Llibre recordó que CiU siempre se opone a crear comisiones de investigación en el Congreso porque consideran que sólo sirven para la crispación política". Ah, esto es diferente a los intelectuales y artistas preocupadísimos por la alteración de mi psique. Es incluso peor: resulta que los mismos diputados reconocen que son absolutamente incapaces de investigar nada. De lo que es posible deducir que sean muy poco capaces, también, de hacer otras muchas cosas. Quizá, entre ellas, representarnos. Es decir, es un cuento. Y se ve que triunfa.

domingo, abril 08, 2007

Hermoso Vargas


Tribuna de Mario Vargas Llosa en El País de hoy, que se quede en mi página para volver a viajar por él de vez en cuando, esas veces en que necesitas reencontrar la frescura de cosas que quieres, que sientes o que, simplemente, prefieres:
Yo soy un buen ejemplo de ese crucigrama de pertenencias y rechazos que, como dice Amartya Sen, constituyen la identidad de un individuo, para mí la única aceptable. Peruano, latinoamericano, español, europeo, escritor, periodista, agnóstico en materia religiosa y liberal y demócrata en política, individualista, heterosexual, adversario de dictadores y constructivistas sociales -nacionalistas, fascistas, comunistas, islamistas, indigenistas, etcétera-, defensor del aborto, del matrimonio gay, del Estado laico, de la legalización de las drogas, de la enseñanza de la religión en las escuelas, del mercado y la empresa privada, con debilidades por el anarquismo, el erotismo, el fetichismo, la buena literatura y el mal cine, de mucho sexo y tiroteo. ¿Se agota lo que soy en esa pequeña enumeración en la que, a simple vista, abundan las incoherencias y contradicciones? No. Podría llenar todavía varias páginas más mencionando todo lo que creo ser y no ser y estoy seguro de que siempre se me quedarían muchas cosas en el tintero. Cada una de ellas me solidariza con buen número de personas y me enemista con otras tantas y de toda esa amalgama de tensiones y fraternidades, que nunca se aquieta, que está siempre rehaciéndose, resulta mi identidad, la única en que me reconozco. Todo el mundo podría decir otro tanto de sí mismo, si se examina con imparcialidad.
Creo que ensuciaría la poca poesía que puede aportarse a una entrada como ésta (se supone que se la cedo al mentor) acordándome ahora de que a Mario Vargas Llosa hay quien le llama facha. Dejémoslo en anécdota que humedece el aire. Recordando a Neruda, quien por cierto no sabemos qué pensaría hoy, pero que entre caracolas, madera de barco y esa vista del mar desde su dormitorio de Isla Negra (no he conocido sitio para mirarlo mejor), no cabe duda de que se inclinaría por pensamientos e ideas en las que creemos - algunos- que los hombres quedan subyugados, Vargas Llosa apunta:
...¿dónde están el hombre y la mujer singulares y concretos, de carne y hueso, en esas abstracciones en que los disuelven los teorizadores, políticos y clérigos colectivistas para quienes la credencial definitiva y determinante de un individuo es su pertenencia a un colectivo?
Dimito pues, de la tentación de teorizador. Los de Bilbao, ya se sabe, nacemos donde queremos.


Notita: léanselo.

Jornada misteriosa


Enigma: Si es cierto lo que Pedro José diagnostica sobre la construcción neuronal de José Luis ("Escuchándole da la impresión de que todo aquél que le vote verá aumentados tanto sus propios derechos como los de los demás, dando satisfacción así a su buena conciencia, y que encima todo ello le saldrá gratis"), si se confirma lo que el mismo periódico considera que es la despedida del comando Solbes ("Solbes se iría con Conthe, pero va contra sus reglas hacer algo que dé armas al PP contra Zapatero"), y a la vista de lo ocurrido en ese monumento al abuso de la ley y al fracaso que tiene por nombre común Endesa, ¿corremos el riesgo de que Zapatero se convierta en Chávez, sólo diferenciado por la ausencia de la exuberancia propia del mar Caribe?



P.D.: un confidente de Berlin Smith Bonobobo se infiltró en una cena de Felipe González con amiguitos y constató que el pana de Carlos Slim no se corta en repetir a diestra y siniestra que José Luis es un soberbio. Dijo la sartén al cazo. Será por eso por lo que la chorradita de Pedro José con la miopía (uy, Pedro, te ha quedado un artículo tan previsible y tontorrón hoy), "No es casualidad que la miopía y la soberbia caminen tantas veces de la mano...", provenga de un testigo presencial y sea hasta científicamente verosímil.

jueves, abril 05, 2007

No tenemos la culpa (algo se podrá hacer, digo yo)



«El verdadero campeón nacional que necesita España es un regulador financiero independiente, capaz de fortalecer y proteger los derechos de los accionistas minoritarios, para que las compañías españolas puedan beneficiarse de la inversión extranjera»



Voy a pedir con toda modestia la ayuda imprescindible de Daniel Rodríguez Herrera, el editor del rascacielos donde puse mi casa, para pedir perdón o misericordia: las personas sensatas sabemos que estas líneas publicadas en el Financial Times son, no sólo la verdad de la buena, sino letales para la reputación de un país que no ha hecho mal del todo sus deberes durante treinta años y que empezaba a tener un capitalismo digno de ese nombre: si ha costado a fuerza de hechos y trabajo hacer entender que no es éste precisamente un país de siesta, pandereta y sangría (o no sólo eso), el bello Rodríguez portador de la osadía de los ignorantes y asesorado por resentidos ambiciosos y tan inexpertos como él (Sebastián, el que será saeteado) cree que puede jugar con las cosas de comer.

Sumémosle la incapacidad de una oposición que cuando gobernó tampoco tuvo demasiado celo en que los organismos de arbitraje, regulación y justicia fueran realmente independientes del poder temporal de todo ejecutivo condenado a su revisión por las urnas, la sociedad civil debería pedir disculpas en nombre de todos nosotros y decirle al mundo que no todos somos lo mismo.

Así, aprovechando la nada desdeñable capacidad de las redes dos punto cero sugiero al alma escondida de este conjunto variopinto de webs que quieren para sí el apodo de liberales, que promueva con su potencia de medios la organización de una campaña de reparación de nuestra reputación como sociedad moderna. Un plan certero podría consistir en esto:

a) Redactar una carta al director del Financial Times en educadísimos y muy corteses modos explicando que el país no tiene la culpa de que la democracia sea imperfecta y es capaz de elegir incompetentes que no saben de qué hablan cuando gobiernan.

b) Que comunique, a su vez, que la sociedad civil no está quieta, que algunos no estamos dispuestos a consentirlo y que iniciamos la recolección de firmas para pedir instituciones independientes en la que el gobierno no pueda meter sus narices cuando no le gustan sus decisiones o, lo que es peor, que promueva decisiones en contra del público de antemano y para servir a los intereses políticos del gobierno.

c) Que a través de alguna de estas webs, Liberalismo.org, Red Liberal o quien sabe si hasta el Instituto Juan de Mariana, se recojan firmas para acompañar la misiva. O donde sea. Ustedes me dicen

d) Que esas mismas webs y foros de pensamiento elaboren propuestas inmediatas para reformar estas instituciones para ponerlas al servicio de una sociedad abierta. O para que las copie el PP, si es que sirve para algo como opositor.

Consciente es uno de la dificultad de que un político le haga caso, pero al menos no nos quedaremos con lo peor, que es la cara que se te queda. O de ver si la blogosfera es un ente capaz de influir en la agenda política. Se lo diré también a Freire, que siempre me da palmaditas en la espalda con mis pequeñas locuras de agitación cibernética y de – fracasados – intentos de enlazar redes entre sí.

Señor Daniel, dígame qué le parece.

Café



Todo ciudadano ocurrente repetía la otra mañana el cuento del café. Seguramente porque me rodeo principalmente de gente aturdida por la mezcla de ilusionismo y poca competencia de José Luis Rodríguez, el Príncipe, los comentarios iban todos dirigidos a la sorpresa y presunto orsay del rector de nuestro destino en lo universal.

Desde matizaciones de fina agudeza, como el rostro demudado del prócer ante la aparición del abuelo Pachi (una especie de ¡mierda! exclamado a solas de su vida interior), hasta la reiteración cansina de ese mal que asola a todo jerarca en los cielos y que no es otro que el de haberse olvidado de cómo es la vida callejera: eso que llaman el sentir del pueblo. Pueblo, masa amorfa que ostenta la plusmarca mundial de portavoces de sus sentimientos.

Al último interlocutor le dije: “yo tenía una respuesta muy sencilla: no bebo café”. Abrió los ojos y me dijo “genial, claro”. Sé que ustedes no dudan de la genialidad intermitente de Berlin Smith Bonobobo (después de todo, soy vago, todo lo que transcurre en mi entorno mágico/digital lo hace entre interrupciones), pero que también no dejan de apuntar hasta el detalle más tonto de mis contradicciones, una forma educada de referirse a mis mentiras, y saben que he declarado solemnemente que el café no forma parte de mis infusiones. En la deriva zen propia de la cuarentena, soy bebedor extasiado de Pai-Mu-Tan, una variedad de té blanco que dice la propaganda que estaba reservada al consumo exclusivo de los emperadores de la China. Un snob, evidentemente.

En un acto que me hace pensar que mi identidad digital y mi identidad ciudadana empiezan a confluir, sentí la necesidad de mantener esa coherencia, es decir, la honestidad de no mentir y confesar que la respuesta no era en absoluto genial, era la verdad estricta. Después de todo, pensé, era fácil que al no poder aparecer el abuelo Pachi, perdido en la memoria histórica, no se conformara el navarro agudo y replicara, “¿pues cuánto vale pues el té blanco?”. El impacto que la máscara de presunto gourmet metido a Príncipe hubiera causado en el común, es decir, el Pueblo antes soberano, hubiera sido probablemente más destructivo: nos gobierna un pijo gilipuertas.

Estoy asombrado de la cantidad de españoles que saben lo que cuesta un café. Yo, se lo juro, no tengo ni idea. Esta certeza me permitiría asegurar fuera de toda duda que Berlin Smith es exactamente tan incapaz como el desconcertante Rodríguez de gobernar un país. Un razonamiento derivado de este último demostraría algo verdaderamente más enjundioso: el hecho de que todos los españoles encuestados deriven la validez de un gobernante por su meticuloso conocimiento de lo que vale enrollarse con los amigos en la barra de un bar, demostraría que es irrelevante cuán competente es para el trabajo en el momento de poner su nombre dentro de un sobre y meterlo por la urna.

Mientras contemplamos el espectáculo del derrumbamiento de la credibilidad de unas instituciones que, si bien antes tampoco la tenían aún podían disimular, anda el Pueblo inquieto porque el Príncipe no sabe lo que cuesta un café. Si le hubieran preguntado por un tallat, seguramente la cosa hubiera terminado en una proposición no de ley en el Parlament de Catalunya de Esquerra Republicana del mismo país con la redacción que se les ocurra en términos de afrenta, vindicación de la diferencia y llamada a la acción.

El Presidente Rodríguez le dio un canal de televisión a un amigo haciendo matonismo con el BOE (soy testigo), cambió la ley para que no tuvieran que cumplir una sentencia firme unos que van de amigos pero que suelen ser gángsteres (por aquello de te hago un favor, me lo tienes que devolver), ha demostrado con hechos y palabras que las instituciones que él manifiesta aspirar a su limpieza democrática y bla, bla, son simples correas de transmisión (con Aznar, se disimulaba): Tribunal Consitucional, CNE, CNMV, Consejo General del Poder Judicial…; reivindica la neolengua al hacer leyes que proclaman la igualdad promoviendo la desigualdad (verán el cachondeo futuro de las cuotas); quiere gobernar nuestra vida privada limitando en nombre de nuestro bienestar la capacidad para regular nuestras relaciones personales para decidir de qué forma nos intoxicamos, nos embriagamos y comemos, y nosotros, el Pueblo, nos caeremos del guindo por el euro de un café.

Felipe y sus esbirros ofendían la inteligencia de cualquier hombre sensato semana a semana desde que dijo enterarse del GAL por los periódicos. Siguen en ello, como el señor Vera ha demostrado esta quincena al confesar públicamente y frente a un juez que se dedicaba a corromper fiscales con su dinero y el mío, caballeros. El individuo que se dedicaba a presentar la realidad deformada que este señor acaba de confirmar, es ministro de este Gobierno y tuvo la catadura de asegurar que España merecía un gobierno que no le mintiese: uno nunca sabe si debe alegrarse ante la aparición de un converso.

Se confirma, por tanto, que el abuso de poder es un rasgo inherente de los chimpancés y que en la carrera por transformarse en bonobobo no hay más remedio que limitarlo y reducirlo por todas las maneras posibles. Afecta a todos los chimpancés, también a los de camisa azul, a los de barretina y txalaparta. Rodríguez juega a la prestidigitación de hacer creer a los corazones de la gente de buenas intenciones que él es un hombre de altos ideales porque es capaz de enumerar los sueños inalcanzables de nuestra pobre existencia. Ya sería triste que el truco se desvelara por un cortado. Debiera recordar que la insensibilidad ante las infusiones no es buena consejera: Bahamonde firmaba las sentencias de muerte tomando tazas de chocolate y los emperadores chinos ni son ya ni tienen el privilegio del té blanco.


Epílogo 1: Hablemos de Asia. Moka, el otro nombre del café, son unas pocas ruinas cercanas al mar en el Yemen. No queda nada, más que un calor insoportable y cuatro piedras. No muy lejos de allá, Pasolini rodaba su versión de Las Mil y Una Noches. A este chimpancé le galvanizó siempre esa imagen del falo de oro apuntado desde un arco contra la vulva de una virginal doncellita. Yo quería indagar en esa vulva invisible y me preguntaba si el falo disparado por ese efebo tan propio de Pasolini no haría daño, qué horror, a la doncella. Sepan que los paisajes están ahí en realidad, las caras, las paredes, las ventanas de madera que rodó Pasolini existen en el país más detenido en el tiempo del mundo, con permiso de los monarcas de Bután, y que pocos territorios son más bellos, violentamente bellos.

Epílogo 2: Creo que la bolsa de cien gramos de Pai-Mu-Tan me cuesta unos veinte euros. ¿Más que el café? En Etiopía siempre sabe más rico, lo siento por Juan Valdez. Pero debo decirles que esos cien gramos cunden. Tengo para unos dos o tres meses de placer, para lo que recomiendo sumergir las hierbas en el agua caliente algo más de los dos minutos que le sugieren los diligentes mercaderes que se lo sirven.

Epílogo 3: Las ideas, importan. Las ideas reales, por supuesto. Es obvio que José Luis responde al prototipo de todo izquierdista que cree que el interés general sólo puede interpretarse en clave salvadora y que la legalidad sólo es un obstáculo que debe superarse. Hay otros salvadores, qué duda cabe, pero encuentro al izquierdismo institucional y popular mucho más cínico en su relación intelectual con sus aspiraciones, la realidad y su forma de llevar a cabo el intento de conciliar una cosa con la otra. En fin, se trata de un tipo que cuando le piden un autógrafo escribe “paz” antes de su nombre. Estamos frente a un gilipollas contemporáneo. Hay que tener cuidado, porque te arruinan: la euforia conduce a la sinrazón, dentro de poco pensará que la economía va bien gracias a él (¿pero no era eso de “es la productividad, estúpido”?) y puede tener ideas propias. Ozú, qué miedo, chavó.

Nota para Mapuche
: usted me recrimina mi acidez descompensada hacia José Luis I, el Bueno. Descompensada porque no tengo epítetos tan contundentes como la contemporaneidad imbécil que atribuyo al diputado de segunda para su rival, ese aseado registrador de la propiedad. Esto creo que es por dos razones: una) de momento, Mariano no tiene potencial para hacer el gilipuertas con nuestro dinero: hace mucho frío en la oposición; y dos), Mariano no es un depredador del poder, por eso resulta tan desdibujado, sólo es un buen consiglieri y un aplicado muñidor de acuerdos con poco ruido, un tipo que hace los deberes pero que, como describió el Butano Censurado, tiene de bueno que pasa por los sitios sin mancharse y de malo que pasa por ellos sin limpiarlos. Un líder designado a dedo sólo es un funcionario. Le doy por amortizado.

Epílogo 4
: ¿Le cuenta Sonsoles cada noche a José Luis un cuento? ¿En un proceso invertido en el cuál sea el Sultán y no su cuentista quien pierda la cabeza el día que se quede sin historia que contar?

domingo, abril 01, 2007

Para chuparse los dedos


Esta vez las aguas eran duras, bien calcáreas. Brasas de sarmiento. Garrafó, bachoqueta y tabella. El rape, porque me dio la gana. Las gambas, también, de nuevo sacudidas al final como quien no quiere la cosa y para entretenerse a mi manera: chupando cabezas. No pongo caracoles, no los tengo a mano. Algo de tomate, sí. El azafrán de Persia me lo dejé en Madrid y los anfitriones sólo tenían de esos frascos anaranjados de colorante alimentario. La foto, si la amplían, verán que está ligeramente desenfocada, así que no pueden apreciar la soltura de mi grano: se han chupado los dedos y no han dejado nada de ese arroz de Calasparra no más alto que el ancho de mi dedo.



Paz secular. Porque en este receso pascual, uno es de los de cambio de temporada: ni pasos, ni Misterios, ni la vida de Moisés en Antena 3. Plácidamente miro el mar, contemplo un cielo despejado y, especialmente, no me alcanza ningún ruido ni vociferío. Una novela. Pensando en que esta noche pondré en la parrilla unos níscalos, algo de sepia, aliñaré una buena lechuga y me iré a dormir profundamente envuelto en mantas amorosamente cálidas. Y no soy Pla.

Mientras regreso, léanse unas notas que he abandonado en Letras que Dejan Rastro: Nocilla Dream, de Agustín Fernández Mallo. Es como leer Babel. A Mapuche creo que le va a gustar. ¿A Juanito? Yo diría que sí.


P.D.: Oigan ustedes, Albert y Granados. Como soy un vago y no quiero defraudarles con ese novelista que se pierde el mundo, vayan y provóquenme, pongan el marco de la novela 2.0. Ustedes van diciendo qué y yo escribo.

P.D. 2: Estos son cosas de la paz secular, momentos en que mi mente recupera la fe en su portador.