La salvadoreña se abraza primero a un treintañero, un roble con bigote y kilos. Hasta deja sus labios suavemente en él. Al lado, un tipo pequeño me sigue repitiendo sin parar y casi sin equilibrio que es un fucking mexican. De Oaxaca. Tres Coronas más aparecen en la barra, un hombre pequeñito saluda impecable levantando su botella. La belga, el uruguayo y el español hemos entrado en el antro y todos quieren hablar con nosotros. Veinte años, dice la salvadoreña que lleva acá. También se balancea al hablar y esta vez se abraza a mi. Luego al uruguayo. Levanta la camisa y muestra su barriga con una cierta dulzura. Uno que dice que es escritor no suelta a la belga. Cierran el bar, caminamos cruzando Little Tokyo, logramos mear por compasión de los camareros en un japonés recién cerrado. Llego hasta el auto haciendo eses. Hasta mañana.
martes, julio 22, 2008
Corrido
La salvadoreña se abraza primero a un treintañero, un roble con bigote y kilos. Hasta deja sus labios suavemente en él. Al lado, un tipo pequeño me sigue repitiendo sin parar y casi sin equilibrio que es un fucking mexican. De Oaxaca. Tres Coronas más aparecen en la barra, un hombre pequeñito saluda impecable levantando su botella. La belga, el uruguayo y el español hemos entrado en el antro y todos quieren hablar con nosotros. Veinte años, dice la salvadoreña que lleva acá. También se balancea al hablar y esta vez se abraza a mi. Luego al uruguayo. Levanta la camisa y muestra su barriga con una cierta dulzura. Uno que dice que es escritor no suelta a la belga. Cierran el bar, caminamos cruzando Little Tokyo, logramos mear por compasión de los camareros en un japonés recién cerrado. Llego hasta el auto haciendo eses. Hasta mañana.
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