De la última edición de The Economist:
"El apoyo a la independencia hoy día tiene mucho que ver con el cálculo de costes y beneficios, según François Rocher, investigador político de la Universidad de Ottawa. "El nacionalismo promovido por el resentimiento y la inseguridad cultural está en declive. El tema es más y más '¿qué podemos hacer mejor por nosotros mismos?'"En nuestra particular Ínsula de Barataria, los nacionalismos alternativos al pretendidamente adormilado nacionalismo español (bueno, en cierta forma, algo tiene de dormido: Santiago y cierra España da risa), suelen decirnos que, además de su cultura, encima lo hacen mejor. Al desaparecido de la actualidad Xabier Arzalluz le gustaba apostillarlo con un "y encima" lo hacemos mejor.
También es la postura que yo he llamado el independentismo inteligente. La que tenía el amigo Viladesau. El soberanismo que suele plantear Sala i Martí. Es ciertamente un planteamiento irreprochable y el único verdaderamente interesante. En mi opinión. Ah, el Madrid poderoso, antes soberbio e incompetente, hoy seguramente muy competente e igualmente soberbio. O suficiente, como un Alfonso Ussía cualquiera. Un reduccionismo como cualquier otro.
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