miércoles, febrero 28, 2007

Píldora quebequesa


De la última edición de The Economist:
"El apoyo a la independencia hoy día tiene mucho que ver con el cálculo de costes y beneficios, según François Rocher, investigador político de la Universidad de Ottawa. "El nacionalismo promovido por el resentimiento y la inseguridad cultural está en declive. El tema es más y más '¿qué podemos hacer mejor por nosotros mismos?'"
En nuestra particular Ínsula de Barataria, los nacionalismos alternativos al pretendidamente adormilado nacionalismo español (bueno, en cierta forma, algo tiene de dormido: Santiago y cierra España da risa), suelen decirnos que, además de su cultura, encima lo hacen mejor. Al desaparecido de la actualidad Xabier Arzalluz le gustaba apostillarlo con un "y encima" lo hacemos mejor.

También es la postura que yo he llamado el independentismo inteligente. La que tenía el amigo Viladesau. El soberanismo que suele plantear Sala i Martí. Es ciertamente un planteamiento irreprochable y el único verdaderamente interesante. En mi opinión. Ah, el Madrid poderoso, antes soberbio e incompetente, hoy seguramente muy competente e igualmente soberbio. O suficiente, como un Alfonso Ussía cualquiera. Un reduccionismo como cualquier otro.

martes, febrero 27, 2007

Nuevos papeles amarillos (I)


Del Discurso Preliminar de la Constitución de 1812, no se pierdan ni las ideas ni el lenguaje:

"Los españoles fueron en tiempos de los godos una nación libre é independiente, formando un mismo y único imperio; los españoles después de la restauración, aunque también fueron libres, estuvieron divididos en diferentes estados, en que fueron más o menos independientes, según las circunstancias en que se hallaron al constituirse reynos separados; los españoles nuevamente reunidos baxo de una misma Monarquía, todavía fueron libres por algún tiempo; pero la reunión de Aragón y Castilla fue seguida muy en breve por la pérdida de libertad, y el yugo se fue agravando de tal modo, que últimamente habíamos perdido, doloroso es decirlo, hasta la idea de nuestra dignidad, si se exceptúan las felices provincias vascongadas y el reyno de Navarra, que presentando a cada caso en sus venerables fueros una terrible protesta y reclamación contra las usurpaciones del Gobierno, y una reconvencion irresistible al resto de la España por su deshonroso sufrimiento, excitaba de contínuo los temores de la corte, que acaso se hubiera arrojado á tranquilizarlos con el mortal golpe que amagó a su libertad más de una vez en los ultimos años del anterior reynado. Ahora bien, Señor, en todas estas épocas se hicieron leyes, que se llaman por los juriconsultos fundamentales. Ellas forman nuestra actual Constitución y nuestros códigos; ¿cómo es posible que ordenadas y aproximadas, de cualquier modo que se quiera, puedan ofrecer a la Nación las breves, claras y sencillas tablas de la ley politica de una Monarquía moderada? No, Señor, la Comisión ni lo esperaba, ni cree que este sea el juicio de ningún español sensato. Convencida por tanto del objeto de su grave encargo, de la opinión general de la Nación, del interés común de los pueblos, procuró penetrarse profundamente, no del tenor de las citadas leyes, sino de su índole y espíritu; no de las que últimamente habían igualado á casi todas las provincias en el yugo y la degradación, sino de las que todavía quedaban vivas en algunas de ellas, y las que habían protegido en todas, en tiempos mas felices, la religion, la libertad, la felicidad y el bien estar de los españoles; y extrayendo por decirlo así de su doctrina los principios inmutables de la sana política, ordenó su proyecto, nacional y antiguo en la substancia, nuevo solamente en el orden y método de disposición"


Mapuche: estos eran unos optimistas, ¿no le parece?. ¿O unos ilusos?. ¿Qué parte (no) ha leído Rajoy? Vemos que la historia da para que todo el mundo encuentre a qué agarrarse... Ciertamente nos ayuda a entender la capacidad de las disputas para prolongarse en el tiempo. ¿De las disputas o del lenguaje que empleo para las disputas de hoy, siempre en busca de un tú primero? La Historia es una trampa magnífica para ignorar los deseos de los vivos. Y para deformarlos y justificarlos, pero allá cada uno con su personalidad.

domingo, febrero 25, 2007

Ya está


Hemos ganado. Muchos dirán que no, pero yo digo que sí. Dirán que sólo falta que se lo diga a ETA, pero la guerra ha terminado. Y es que yo creo que la democracia ha ganado cuando a los que llamamos violentos y encubridores del crimen dicen (y lo dicen de verdad) que defenderán sus ideas sin disparar. El error, y de ahí la torpeza de análisis de la derecha (bueno, y de la izquierda en general, porque se han limitado al seguidismo de la reclamación tribal) española, es pensar que ganar es que se renuncie a la independencia u otras formas de estructurar el estado. Ahora veremos si años de no aceptar, comprender, el fenómeno de rechazo a España, o lo español, o al estado, han dejado completamente limpio de ideas al patio para hacer lo mismo que dice Otegi: seducir.

Es un resumen tomado de La Vanguardia que publica el mundo en su version online:

El portavoz de la izquierda abertzale Arnaldo Otegi asegura en una entrevista que publica 'La Vanguardia' que "el Estado español no tiene que pagar un precio político a ETA ni a nosotros" y que "la independencia sólo se puede construir desde vías pacíficas y democráticas".

En la entrevista el líder de la ilegalizada Batasuna se muestra convencido de que, "si nos situamos en la ecuación 'el fin de la violencia comporta que hay que pagarle un precio político a ETA', no habría solución. Eso equivale a plantear la rendición del Estado. Con esa ecuación, no hay solución".

En esta línea, aboga por "cambiar un tablero de confrontación por un tablero de seducción" y propone "un marco de autonomía para cuatro territorios que construir desde la suma de voluntades democráticas por parte de la comunidad foral navarra y la comunidad autónoma de Vascongadas".

"Este marco debe regular también evidentemente el derecho a decidir libre y democráticamente", subraya Otegi, en una entrevista realizada en San Sebastián.

Otegi sostiene que "dentro de un marco democrático donde tengan cabida todos los proyectos, la independencia sólo se puede construir desde las vías pacíficas y democráticas. No se puede construir de otra manera. ¿Por qué? Porque el proyecto independentista necesita la adhesión de la mayoría".

El portavoz de la izquierda abertzale insiste en que "queremos seducir democráticamente a la ciudadanía. Entendemos como legítimo que el resto de formaciones políticas intente seducir con la autonomía, la federación o lo que fuere. Al final la ciudadanía decide. Y ése es el marco que nosotros entendemos que resuelve el conflicto. Eso resuelve el conflicto político y el conflicto en términos de violencia armada".


¿Me colgarán por esto? Si esto es lo que ETA también dice, el gobierno debe negociar los aspectos penales y judiciales pendientes. Si este es el nuevo escenario político, no queda más remedio que abrir el melón de hablar sobre cosas de las que no se ha querido hablar con la pistola en la nuca. Hacer eso requerirá su tacto y liderazgo, cosas de las que no va sobradas José Luis. Pero tampoco Mariano. Justo al revés que Otegi. Y Josu Jon. Señores, hagan sus apuestas, la democracia se pone en marcha, comienza el partido por el disputado voto del señor Cayo.



P.D.: yo ya saben en que insisto en mi tema. Ahora que parece que no va a haber pim, pam, pum, comienza la partida para ver el verdadero rostro de los demócratas: ¿qué se hace en una democracia frente a una petición de secesión pacíficamente expresada? Añadamos: ¿qué grado de resistencia tiene el mito nacionalista a la voluntad contraria al mito de parte de sus integrantes? Al final, gente votando y decidiendo su futuro. Qué simple. Qué jodido, tener que convencer con lo de ahora y no con las leyendas, incluída la nostalgia de 1812. En realidad, la Pepa nunca tuvo una vida ni saludable ni extensa.

sábado, febrero 24, 2007

Fair play, Espada en mano



Estoy convencido de que invocar el fair-play no es más que una argucia de Berlin Smith Chimp para que el título le quede bonito. Pero es que el Sr. Espada produce hoy un texto invertido sobre las tribulaciones de Smith Chimp con Mapuche, Albert. Quizá sólo un hálito de ello, pero pareciérame que si no es verdad está bien contado y da pie. A lo que sea.

Digamos que el Sr. Espada, Arcadio en su juventud, tiene el día amargo y hace crónica antropológica pesimista. Esto es un tropiezo para Smith Chimp, que suele contarle a Albert Mapuche Chimp que Arcadio le resulta grato, asunto en el cual no se da la contrapartida. Espada, Arcadio, sale pesimista y eso chafa el optimismo de Smith, Berlin. Curiosamente sin que el tino del periodista traidor me parezca falto de puntería, más bien lo contrario. Uno es coherente, sigue pensando que no es para rasgarse las vestiduras.

Todo a cuenta de esto y todo lo demás, que está en las tripas de El Mundo, a cuyas páginas no sé si les dejan entrar (pero yo, lo intento):
Yo creo que quienes lo han resumido mejor ha sido la gente de Dolce & Gabanna, Doménico y Stefano, a los que han obligado a retirar un anuncio de hombres y mujeres ¡«por incitar a la violencia machista»! Lo habrías oído de no estar siempre entre tus paseos herméticos por los olivos. «España se ha quedado un poco atrás».Lo dicen suavemente, para no perder cuota de mercado, pero el diagnóstico es preciso. España no ha dejado de ser un país de curatos; sólo que ahora se ha añadido a ellos este centón de ursulinas que gobiernan. Y si el Tribunal Constitucional se mete en la cama y en la vida de los profesores de Religión, a ver qué pillan, nuestras izquierdas no le van a la zaga: prohíben las mujeres, la comida y el vino, que era lo único que hacía soportable el ser español. Y no lo creerás: en España han prohibido al mismísimo butanito, por decir lo único que ha dicho siempre, es decir, pablo, pablito, pablete, fuese a don Pablo Porta o al teniente coronel. Butanito prohibido, Dragó obligado por los madrileños a ponerse orejas de burro (me habría gustado ver lo que decían los madrileños si el sucedido se hubiese dado en TV3) y un Gobierno, el catalán, of course, legislando sobre la brujería, es decir, sobre las llamadas medicinas alternativas, a las que reconoce una profunda carga de espiritualidad. España se ha quedado un poco atrás, en efecto. Este país vivió un momento muy decorativo en la Transición política. Contra todo pronóstico, fue capaz de dotarse de un sistema democrático, con poca zarzuela y poca sangre. Ese tipo de sorpresas españolas, tan parecido al de la Constitución de 1812. También entonces este país brindó al mundo la palabra liberal, quién lo diría. Pero, ahora como entonces, se plantea una pregunta. Entonces era, y salió bola negra, si España sería capaz de consolidarse como un Estado moderno. Ahora la pregunta, ya lacerante, es si España será capaz de convertirse en un Estado postnacional.

Tengo muy pocas esperanzas.
La esperanza, dícese, es lo último en perderse. La propensión del carpetovetónico a la nostalgia es singular, nostalgia de la historia que presuntamente termina mal (siempre mal), nostalgia de arcadias (qué bien me viene para parecer brillante) de países medievales, barrocos, que nunca fueron románticos sino en su fracaso: todos regodeados en una derrota que no me parece verdad. Sólo me parece verdad que la realidad es insatisfactoria por definición. Por ponerlo crudo: aún no he visitado un país sin catetos. Una soberbia muestra de orgullo: ya presumo de no ser cateto, qué les parece.

La diversión parece garantizada con este nuevo juguete si Mapuche encontrara líneas arcadianas en las que reconocerse, aunque sea en parte. Arcadi Espada Chimp ¿se esfuerza por librarse de su código genético lancero?

viernes, febrero 23, 2007

Monos con lanzas (chimpancés como hombres)



Aturdido como estoy con mi ruidosa vida laboral, las pestañas dan por levantarse únicamente por cosas verdaderamente insólitas: la llamada de los simios armados. Los científicos no se sorprenden porque los animalitos empleen una clase de herramientas, después de todo esto parece ser frecuente en el reino animal (así se llamaba a estas cosas en mi infancia: el reino animal). Más aturdidos están por el hecho de que sea una sofisticada manera de cazar. Nada dice la nota sobre si entre las opciones cazadoras de estos chimpancés (sí, son chimpancés, nada menos que un 98% de ADN compartido conmigo y mis vecinos) se encuentra la de espantar, herir o acuchillar hasta la muerte a otros chimpancés que pueden tener la manía de querer comerse lo que el chimpancé primero tiene como coto privado de caza.

La reacción que me parece más usual es decirse eso de lo cercano que está el mono al hombre. Más bien a uno le da por pensar que hay muchos hombres muy cercanos al mono. Mapuche es quien tiene los secretos: nos podrá decir. ¿Cabe la nostalgia anticipada por un mundo sin chimpancés? A Che Guevara, su superior y sus secuaces, les gustaba anticipar la presencia del hombre nuevo, ese experimento del que no se sabe si se espera todavía algo allá, bajo las palmeras. ¿El hombre nuevo es el que deja atrás al chimpancé? Todo depende de qué Biblia leas. La cuestión es si la ciencia ha terminado por acotar la ciencia política al marco que realmente puede abarcar: las limitaciones de ser un noventa y ocho de cada cien (por cierto, qué español resulta esto) monos. Me refiero a esos pequeños espirales en forma de equis e íes, no a una muestra de individuos. Que también.

Todos monos, todos imperfectos, todos mozos lanceros: difícil alcanzar el paraíso. Sistemas para manejar con un grado razonable de desacierto semejante animalidad, es a lo único a lo que se puede aspirar aunque no lo crea la ministra Salgado. Tengo, pues, un segundo apellido, Berlin Smith Chimp.

Con ustedes, todo un simio.

viernes, febrero 16, 2007

Populista (segunda parte)


Se confirma la previsión del diccionario mágico:
«Denme un pretexto», dijo, «estoy todavía haciendo un esfuerzo de paciencia. He mandado mensajes a productores, intermediarios, mataderos, frigoríficos y abastos, pero si siguen empeñados en violar los intereses del pueblo [...] les voy a quitar frigoríficos, abastos, supermercados, y los voy a nacionalizar, así que prepárense», advirtió.
Los va a arruinar. Ya lo sabíamos. Pero la culpa será de otros, especialmente de los norteamericanos, el imperialismo y el malvado capitalismo que es más feliz con pobres que no consuman que consumidores que les llenen los bolsillos y que, como todo el mundo sabe, tiene una encarnación física en lo más profundo de la tierra, envuelto en llamas, cornudo, con rabo y un tridente amenazador.



P.D.: Más ardiente que el fondo en el que se esconde el capitalismo malvado está la conversación previa. No me digan que en este blog de tres o cuatro no he conseguido hacerme paradigma de la web 2.0. Son pocos los que leen, pero conversan. Tengo la suerte de que son inteligentes. Va por ustedes. Luego, creo que a la noche, daré mis matices a las cosas que me dicen.

sábado, febrero 10, 2007

Porque viene a cuento...

Pues reproduzco el artículo de Kamen de El Mundo de hoy y seguimos comentando donde ayer:

El 'ser español' y la difícil convivencia social
HENRY KAMEN

Qué es ser español? ¿Entienden los españoles realmente quiénes son? Cuando uno de los jóvenes que se pelearon recientemente con otros chavales latinoamericanos, provocando importantes disturbios en la localidad madrileña de Alcorcón, fue criticado por su conducta, respondió: «Esto no es racismo, es ser español y defender lo nuestro». Sería difícil encontrar defectos en su argumento. En cualquier país del mundo, patriotismo significa proteger la forma de vida autóctona contra los extranjeros. Este mismo principio lo manifiesta un escritor de derechas de hoy cuando dice que «es más importante ser español que europeo».

Desafortunadamente, la experiencia nos enseña que muchos de los que insisten en la importancia de «ser español» están usando la palabra «español» de una manera que es, a la vez, conflictiva y exclusiva. Para ellos, un español vive en una tierra imaginaria e ideal que no sólo excluye a la mayor parte de la raza humana, sino también a secciones de la población de la España histórica (en su momento, por ejemplo, judíos y musulmanes). Prefieren olvidar el hecho de que este país siempre ha tenido problemas en cuanto a su propio carácter, y que muchas naciones no son realidades permanentes, sino que han de luchar constantemente para conservar sus identidades.

Este hecho, allá en 1640, lo expresaba un perceptivo Baltasar Gracián, cuando observaba (refiriéndose sobre todo al imperio) que «en la Monarquía de España, donde las provincias son muchas, las naciones diferentes, las lenguas varias, las inclinaciones opuestas, los climas encontrados, es menester gran capacidad para conservar, asi mucha para unir». En otras palabras, es difícil alcanzar y mantener una identidad firme. En el siglo XXI eso se ha hace aún más difícil, y aquellos que insisten en el concepto de «ser español» tendrán que aceptar la realidad de que serlo no es una realidad fija, que las condiciones sociales ya han cambiado lo que representa, y que habrá todavía más cambios en el futuro.

Este problema identitario ya es agudo en el Reino Unido, donde el concepto de «ser británico» o incluso el de «ser inglés» no es hoy lo que era hace 100 años. Un escritor reciente se lamentaba en The Times de que «la nación flota en busca de una definición donde agarrarse, ahora que todas las viejas características nacionales se han extinguido». Y, ciertamente, es verdad que «ser inglés» ha cambiado tan radicalmente que necesitamos mirar antiguos programas de televisión para visualizar la Inglaterra que una vez conocimos y creíamos que nunca cambiaría. Aquel país de tranquilos pueblos, de conversión educada con un acento inconfundible, de la iglesia de los domingos, del té con bollos de la tarde y de botes navegando por el río en tardes soleadas ha desparecido para siempre. En su lugar, la segunda mitad del siglo XX trajo cambios intensos y profundos: la secularización, la urbanización, la inmigración y, finalmente, el multiculturalismo, hizo volar el viejo sueño inglés y nos dirigió hacia un mundo que todavía no somos capaces de definir.

En los últimos meses, han aparecido dos o tres libros (más recientemente, The English National Character, de Peter Mandler) que intentan examinar lo que ha ocurrido. El debate sobre la esencia británica ha llegado hasta el Parlamento, mientras los políticos intentan sugerir soluciones a la pérdida de identidad. El hecho es que el Reino Unido ha cambiado de manera tan fundamental que sus ciudadanos ya no saben si son británicos o qué son, y la nación -piensan muchos- ya no tiene una identidad clara.

En circunstancias normales, los británicos aceptarían la situación y permitirían que se desarrollara la evolución lentamente. Sin embargo, como un reseñador del libro de Mandler apunta: «Su libro nos habla menos del carácter inglés que sobre pasadas autodefiniciones de identidad. Nos hace falta una nueva. Sin identidad, no puede haber lealtad. Y, sin algún reconocimiento de lealtad e identidad común, tenemos una sociedad en la que personas nacidas y criadas aquí pueden llegar a ser terroristas suicidas».

Los británicos siempre estuvieron orgullosos de su capacidad para enfrentarse a Hitler en la Segunda Guerrra Mundial, al igual que lo habían hecho anteriormente contra Napoleón y, aún yendo más lejos, contra la Armada Invencible de Felipe II. La necesidad de autodefensa ayudaba a generar patriotismo e identidad. La supervivencia de Gran Bretaña reforzaba el orgullo nacional, porque demostraba que todas las clases sociales eran capaces de unirse en contra de las amenazas dirigidas contra su seguridad y su cultura. La supervivencia también daba más confianza, y ayudaba a fortalecer muchos mitos sociales, aunque éstos no eran en general conflictivos y con el tiempo se resolvían por sí mismos. Las distinciones de clases, por ejemplo, empezaron a erosionarse, y se puso rápido remedio a la exclusión de las mujeres de la vida pública. Del mismo modo, los británicos lograron absorber las muy difíciles décadas de la inmigración extranjera en el siglo XX, y fueron capaces de aceptar con considerable tolerancia una nueva sociedad en la que caras de color moreno y negro ocupaban un significativo lugar al lado de las blancas.

Sin embargo, ¿aceptaban todas aquellas nuevas caras formar parte de la cultura nacional británica? ¿O, por el contrario, nunca se integraron en la nación y su cultura? ¿Y qué decir acerca de irlandeses y escoceses? ¿Estaban contentos con el estado de cosas? Comentaristas recientes parecen sugerir que los escoceses (que siempre han sentido que ellos eran más británicos que los ingleses) están consiguiendo la suficiente seguridad en sí mismos como para ya no necesitar identificarse con sus vecinos del sur. En absoluto son antiingleses, pero empiezan a apreciar que Escocia tiene su carácter distintivo. La consecuencia de los acontecimientos del último medio siglo, entonces, es que ya no estamos seguros de lo que significa ser británico. Efectivamente, la definición del ser británico ha tenido que cambiarse para hacer posible la cohesión social.

¿Ha sido ése un desarrollo poco saludable? No necesariamente. De hecho, como Mandler enfatiza, «ser inglés», lejos de ser un juego identificable de atributos, ha sido siempre una variable e inconsistente noción, modificándose para venir bien con las necesidades del momento. En cada siglo y generación, hubo distintas maneras de definir las características nacionales. Lo que no ha cambiado, por supuesto, es la necesidad básica de la lealtad de los individuos y grupos multiculturales. Es la razón por la que, esta semana, el líder del partido Conservador, David Cameron, ha sugerido que debería crearse una nueva fiesta nacional para ayudar a que las nuevas comunidades se identifiquen directamente con la sociedad en la que viven.

La voluntad de un pueblo tan tradicional como el británico de reconsiderar los atributos básicos de una identidad nacional debería dar cierto ánimo a los españoles, que nunca han disfrutado nada remotamente parecido a una identidad nacional. Es significativo que cuando algunos protagonistas del «ser español» intentan definirlo usan definiciones que evitan afrontar la compleja realidad de la Historia peninsular y buscan refugio en antiguos mitos o en una ideología política de la década de los 30 del siglo pasado. El resultado es que su punto de vista de «ser español» acaba siendo históricamente falso, demagógico e incluso racista. Sin embargo, al menos ellos han intentado, como Ramiro de Maeztu, definir identidad nacional.

¿Qué podemos decir sobre el fracaso de otros para crear una visión alternativa de España? Es sorprendente que los liberales estén de acuerdo con la identidad de España pero jamás hayan hecho -que yo sepa- ningún intento para definirla. Como saben los sociólogos, la identidad no es algo que existe, siempre necesita que se la construya y defina.

El fracaso para definirla adecuadamente puede ser un serio defecto. Como consecuencia, no será sorpresa alguna si generaciones futuras de ciudadanos de España, que tienen sus orígenes en otras religiones y otras culturas, no logran desarrollar ninguna lealtad hacia el país en el que han crecido. Cuando esto suceda, España no sólo tendrá el problema de ETA, tendrá muchos problemas, y muchas crisis de lealtad del tipo de las que los británicos están ahora intentando ocuparse.

miércoles, febrero 07, 2007

Una vieja nueva idea


La sensación de tedio me la ha quitado Otegi. Hablar de ingeniería política es algo que a Berlin Smith le pone ciertamente cachondo: viene en la urgencia de las ediciones digitales casi ensombrecida por la muerte (¿es un suicidio cuando piden respeto?) de una familiar de los reyes. Pero se hablará más: la Gran Euskal Herria descafeinada como final del pim, pam, pum. Anoto las sensaciones rápidas:
  • Esto es algo viejo. Arzallus lo dijo una vez: lo tienen muy sencillo (se refería a los españoles): para evitar la independencia de Euskadi basta con incorporar Navarra - o al revés - para que haya mayoría electoral llamémosle españolista. La condición de Otegi es que esa unidad tenga capacidad para plantear la independencia y que lo voten los navarros.

  • Oiga Berlin, usted que cree en la imaginación en la política y en el repudio a las condenas de la tradición, ¿lo ve viable? Pues no, no lo veo. Pero no porque me repugne el escenario político resultante, ciertamente con tendencia a la estabilidad, sino porque no es viable: de nuevo, se impone una condición política para renunciar a la violencia previa a cualquier otra cosa. Es estupendo porque saben que el PP dirá que no y será el malo, porque, aparentemente, suena a música celestial. Es casi legal (los navarros están facultados para incorporarse a la CAV), pero obliga a modificar la Constitución de 1978: precio político.

  • Pero sea práctico, Berlin: si los españoles van a tener lo suyo y es que habrá mayoría de "españoles" que impedirían ejercer el derecho de autoderminación en el sentido que quieren los "vascos" y estos están contentos porque lo tienen, coño ¿no merece la pena dejar correr la vida y la historia, tragarse lo que haya que tragarse, vivir en paz y que el tiempo consiga hasta que todo el mundo se olvide de lo trascendente que es ser vasco para vivir? No lo creo: de nuevo, hay trampa: no hay una proclamación que diga "este es mi programa político con el que pretendo convencer a los navarros y a los españoles para que cambien su Constitución, lo haré haga lo que haga ETA que no me representa y aunque no sume los votos suficientes: renuncio a conseguirlo por la fuerza de las armas". Es decir, esto ni siquiera es el Partido Quebeçois.

  • En cierta manera, creo que al PP le faltará cintura para verlo, los Otegis caen en su propia trampa: si usted renuncia de antemano a la independencia, ¿puede decirme por qué no condena la violencia, se presenta a las elecciones (será usted legal renunciando a la violencia, fíjense) e intenta formar mayoría en Navarra para hacer ese referéndum? Será cosa del PSOE decir si está a favor y/o en contra y ver qué opinan los navarros del asunto, incluso los demás españoles, pero esto sí es democracia y no lo que suele decir Otegi que es.

  • Y otra contradicción: ¿aceptaría usted una pregunta de un referéndum en Navarra que condicionara la adhesión a la CAV en la que se conserven los derechos históricos y Navarra pueda revertir su decisión o deba pronunciarse por separado en caso de secesión de otros territorios históricos?

  • Más aún: si en Navarra saliera que no, ¿bastaría ya? Si ustedes creen que su patria unida incluye Navarra y los navarros no opinan eso ¿sigue existiendo esa patria o resulta que la realidad nos devuelve una de sus putadas para el orden preconcebido? ¿Significaría que aceptaría concederles a los alaveses esa posibilidad? ¿Significaría que aceptaría una patria independiente formada por Guipúzcoa y Vizcaya? Si eso no se parece al mito, ¿tiene sentido el mito? El PP tiene madera, mucha madera para presentarse como constructivo: veremos como no caen en las garras de la lógica, no vaya a ser que la lógica deba aplicarse a Cataluña y a Gibraltar y tengamos una España de libre adhesión tal y como está ahora desde un punto de vista geográfico y casi igual desde el punto de vista político. Al menos en lo que se refiere a la vida cotidiana.

  • ¿Que nos dice de lo de Francia, Berlin? Una parida para consumo de acólitos

  • ¿Hay algo bueno? Sí, que puede que Otegi esté a punto de ser verdaderamente Gerry Adams si le echa las narices de decir no al asesinato, el chantaje y el secuestro como medio de presión y financiación, porque esta declaración sí es hacer política.

  • ¿Y si dicen que no hay que disparar y se legalizan? Entonces ya no hay limitación de debate que valga. Se puede hablar de todo, hasta de secesión. Pero deben aceptar que pueden perder.

  • ¿Pero no cree que antes hay tiempos y cosas que hacer y respetar? Sí, creo que hay tiempos que respetar y que solucionar los conflictos con la justicia de unos cuantos señores que están en la cárcel y eso no es baladí. Precisamente para que lo que rija es el derecho y el mismo principio (aunque diera resultados romos, no han sido tan malos si pensamos que, con todo, ha funcionado razonablemente bien) como el "de la ley a la ley" del binomio Juan Carlos de Borbón - Torcuato Fernández Miranda.
Al final, como se puede comprobar, la realidad es que José Luis se había metido en una negociación política sin generar el consenso suficiente con su oposición. Y es que, si ETA no inicia un proceso como el de los poli-milis, entonces se dialoga de política y la única política posible de diálogo en el País Vasco que no permiten las leyes y que no esté conseguida ya (se puede hacer referendum en Navarra y el Estatuto es, verdaderamente, una restauración foral puesta al día) es el famoso e incorrecto "derecho de autodeterminación", un mecanismo jurídicamente inapropiado pero que vale para entendernos.

Es decir, José Luis ha mentido y ha conducido mal el proceso. No está mal la política que quiere negociar, lo que está mal es que no haya sumado apoyos y que anteponga una mesa política que sólo tiene un significado posible, a la renuncia previa a la violencia. Se lo dijo Imaz, que ese sí tiene talla. Es usted un ingenuo Smith, ETA/Batasuna se quedan sin fuerza para negociar, no se quitarían su mejor baza. Claro, de eso se trata, de que hagan política. En eso consiste derrotar a ETA: que su mundo acepte que el asesinato, el chantaje, el secuestro y el robo son incompatibles antes de hablar. Que no se equivoque el PP: esa y no otra es la victoria sobre el terrorismo, eso les permitiría decir que el diálogo gana y no lo que quieren pasar por diálogo.

También les falta cintura al oscuro mundo de la paliza y la txozna: alguna forma de "autodeterminación" es imposible de parar, electoralmente hablando, en ausencia de violencia. Ni el Estado, ni el PP ni la ciudadanía española podría ignorar eternamente una propuesta pacífica para discutir sobre la secesión de un territorio. No la ha ignorado la canadiense, no la están ignorando los británicos en lo que se refiere a Escocia. Al tiempo.



P.D.: ¿Y uno que piensa que Otegi, que es un político, piensa como un político y es como un chistecito de Quino en el que un tipo subido en un púlpito tiene un globo en su boca en el que se dibujan unas líneas curvas, quien les escucha piensa en líneas con puntas y él, en realidad, piensa en líneas entrecortadas? ¿Porque nos está engañando? No, porque él sabe que la independencia por sí misma es una estupidez, cansina y anacrónica y le basta con el poder suficiente para decidir lo que quiera ¿frente a Madrid? No, frente a Bruselas. Pero hay que colárselo a los míos, que están sujetos a la religión de las palabras. No son los únicos.