lunes, febrero 20, 2006

En busca de la coherencia, ese fenómeno evanescente


Siempre me pareció asombroso que "la negación del holocausto" pudiera calificarse como delito. He leído a algún musulmán quejarse de ésta diferencia de rasero, aunque no sea estrictamente religiosa la cuestión, con respecto a las ya cansinas representaciones de Mahoma.

Efectivamente, una nota de la web de El Mundo dice que "el historiador David Irving es condenado en Viena a tres años de cárcel por negar el Holocausto". Lo más chocante es que el tipo se ha arrepentido en el juicio y reconocido su error aunque, es obvio, el tribunal no le ha creído. No lo entiendo: la negación del holocausto es algo cuya evidencia científica (y no me refiero a la Historia como ciencia, sino a la criminología) es tan apabullante que el negador es un imbécil al que sólo se puede tomar por inconsistente o caradura que quiere ganar dinero con el escándalo. ¿Es coherente que la caradura sea delito y las caricaturas de Mahoma no? En Occidente tenemos mucho que decirnos a nosotros mismos.

También hoy un tribunal ha aceptado a trámite la demanda de esa asociación para la defensa de España contra Pepe Rubianes por aquella exclamación de España prostituta supuestamente jaleada por un presentador de la televisión de Cataluña. De nuevo, que España sea una puta puede ser delito, las blasfemias contra Mahoma no.

Antonio Asencio recuerda hoy como hace no tanto Esperanza y sus muchachos en perfecta concordancia con la prensa afín retiraron del cartel y vilipendiarion una obra de teatro que se llamaba "Me cago en dios". Lo recuerdo perfectamente. Toma ya coherencia. ¿Alguien ha leído el ABC en esta batalla de las caricaturas? Que me cuente lo que han dicho para saber lo coherentes que somos. Bien es cierto que nadie ha imputado delito por la obra en cuestión, pero fue retirada de cartel. A eso se le llama censura. Pedazo de coherencia.

Pues ya se imaginan dónde estoy.

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