martes, mayo 02, 2006

Trastocados



Evo resultó un tipo de izquierdas a la vieja usanza. Tampoco ha hecho nada sorprendente: los árabes hicieron lo mismo tiempo ha y no han pasado demasiadas cosas. Los jeques se gastan el dinero en Marbella, los árabes salieron de la Edad Media económica, persisten en la intelectual y tenemos a Bin Laden.

Será interesante ver a José Luis defendiendo la seguridad jurídica que no le concede a E.On o blandiendo el argumento de la legalidad internacional en caso de que los expropiados no sean indemnizados, por aquello de la guerra ilegal. Será interesante tanto si lo hace como si no lo hace.

Mientras, en la Casa Rosada, Kirschner toma nota. Fidel piensa que la revolución sigue y que debe seguir resistiendo porque el tiempo le da la razón, especialmente a su ego (no nos sorprendamos si aparece una reflexión en la que le diga al cuerpo incorrupto de Ernesto Guevara que marchó para Bolivia cuarenta años antes de tiempo). Chavez engorda hasta que no le quepa una paja por el culo, piensa que ha derrotado a los EE.UU. Miseria de los dictadores.

Pero el final ya lo sabemos. Tarde o temprano. La espiral de poder absoluto, ineficacia, corrupción (sí, como en el capitalismo), falta de técnicos, fuga de cerebros, alejamiento de la inversión internacional no terminará con lo que esperan que termine: la injusticia (social) y la explotación del hombre por el hombre (ahora lo hará el gobierno).

Repsol parece condenada a la irrelevancia internacional, tanta que puede que sea opada como un suspiro o que, de puro lío, se quede como está para consumo local. Veamos la astucia de Brufau en un entorno en el que se requiere mucha, pero que mucha capacidad de gestión para reinventarse la compañía.

Sin duda, muchos esperan un intento de la CIA de provocar un golpe de estado. Yo creo que la CIA y los Bush ya han aprendido mucho de lo mal negocio que es (no por lo injusticia que supone, entiéndanme) y saben que Hugo y Evo terminarán como Daniel Ortega. Por eso Fidel le decía que ni se le ocurriera convocar elecciones.

Aún así, Evo no debe ser un tipo nada deshonesto. Pasto de entusiasmo para los estómagos agradecidos de los jovenes antiglobalización, flauta y subvención que nos pueblan, su insistencia en el jersey a rayas puede ser tanto una alternativa al verde olivo del Comandante (se agradece la ausencia de un caracter militar) como un síntoma de honestidad de cara a sus votantes (eso del poder no me cambiará). Es decir, un tipo que con las ideas correctas y no con lo que se topa resulte en un líder útil para su población, porque pensamientos como éste, que traduzco de una cita en inglés que advierto por aquello del riesgo traidor del traductor (obviamente el traductor original del castellano al inglés es mucho más desvituador que yo, dónde va a parar) ya sabemos a lo que conducen:
El peor enemigo de la Humanidad es el capitalismo. Es lo que provoca levantamientos como el nuestro, la rebelión en contra del sistema, contra el modelo neoliberal, que es la representación del capitalismo salvaje. Si el mundo entero no reconoce esta realidad, que los estados nacionales no están proporcionando ni siquiera el mínimo de sanidad, educación y nutrición, entonces cada día se están violando los derechos humanos más fundamentales
Quizá cosas como ésta son las que sirven para dar el mayor homenaje a Revel, que en paz descanse: seguir persistiendo en que el verdadero enemigo de la Humanidad son ideas tan contrarias a la realidad como las que mucha gente de bien cree, entre ellos Evo Morales, al que cabe suponerle que es gente de bien. Veremos si termina más como un Lula que como un Hugo. Por el bien de los pobres.



P.D.: Evo: ahora empieza la realidad. Es decir, el uso de la razón. Se trata del resultado, es decir, de si se consiguen mayores rentas y mejores servicios a largo plazo con la nacionalización o con acuerdos bien construidos (sin que los derechos de los bolivianos tengan que perder un ápice) con los que saben sacar el petróleo. La subida del salario mínimo no funcionará, ya lo verás. En cuatro o cinco años hablaremos.