domingo, abril 23, 2006

Joder, está brillante hoy Pedro J.


La lección es bien clara: para que la democracia triunfe a sus enemigos no hay que darles ni agua. Y menos a cambio de nada.Y el que les sirva champaña y bocaditos de roquefort debe recibir una monumental pitada sobre el césped del estadio


Aquí, que no sé si se ve por quien no pague.