sábado, diciembre 17, 2005

Boicot invertido


Una bomba destroza (no sé cuánto, ni cómo) parte o el todo de las instalaciones de una empresa vasca, Angulas Aguinaga, lo leo aquí mismo, en la versión electrónica de El Mundo. Salvo error u omisión, sólo cabe pensar en que son bombardeados porque no quieren, no desean, se resisten o no tienen para pagar esa coacción llamada impuesto revolucionario (págame para que pueda matar). Su página web termina en punto es, sólo la encuentro en castellano (ah, ¡y en inglés!) y escriben Guipúzcoa así, Guipúzcoa. ¿Tendrá que ver?

Sugiero que después de tantas idas y venidas con aquello de no comprar productos de a quien se tiene por enemigo, hagamos el juego a la inversa. Hágamosle el boicot al impuesto revolucionario, hagamos un boicot al revés: yo me voy a comprar cinco paquetes de sucedáneo de angulas, otros cinco de surimi que me van muy bien con la ensalada y alguna otra bicoca nueva que tengan para probarla a ver si me gusta.

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