sábado, noviembre 26, 2005

Ni Chetniks ni Ustachis: el seny de Carles Puigdemont (III)


Tercera entrega: Son respuestas muy relacionadas entre sí, y las comentaré a la vez.

“Verás que no comparto en general muchas de las cosas que dice, pero que también defiendo su derecho a decirlas. Aunque ofenda. Aunque sea desagradable. Puedo cambiar de emisora. Puedo mandar cartas a los obispos. Tengo muchas opciones libres”.

Sobre esta primera parte de tu tercera afirmación: en primer lugar nunca he defendido el cierre de ningún medio de comunicación. Es más, tengo publicado un artículo donde manifiesto que no soy partidario de retirar ninguna frecuencia a la COPE en Catalunya. No creo en el cierre de medios de comunicación, y por ello me manifesté en contra del cierre de Egunkaria. Por cierto, un cierre con el apoyo de estos grandes defensores de la libertad de expresión que han aparecido en la COPE. Egunkaria se cerró por motivos políticos, no porqué en su contenido se apoyaran crímenes o se incitara a ellos, pero esto no parece preocupar a quienes acusan a los críticos de Losantos de ir contra la libertad de expresión.
Creo, eso sí, en un poder judicial mucho más fuerte y sobretodo independiente que actúe en casos de abusos. Llamar “asesino” o “cómplice de asesinato” a un dirigente político que no es ni una cosa ni la otra (porque ninguna sentencia judicial así lo demuestre) no debería ser posible en medios serios y democráticos.
En seguno lugar, la garantía de la libertad de expresión no consiste sólo en poder cambiar el dial. También se puede intervenir para influir sobre los contenidos si estos nos disgustan: es lo que hacen los oyentes cuando llaman, o lo que hacemos tu y yo escribiendo blogs. ¿Acaso no expresamos nuestra opinión con el ánimo de influir en el contrario? Pero existe otro argumento, más poderoso. Afirmo que la COPE y Ramírez son causantes de crispación e incitación al odio, y es por ello que como afectado y destinatario de esta crispación y odio no puedo estar tranquilo sólo cambiando de emisora. Me preocupa que haya centenares de miles de españoles que escuchen argumentos cargados de violencia verbal porque esto afecta a mi economía, a la convivencia de mi país y a su futuro. Tengo el derecho, como lo tenéis quienes os oponéis legítimamente al Estatut, a intentar que no se traspasen ciertos límites. Cuando Aznar habla de balcanización me parece siniestro, porqué parece que conoce muy bién cómo empezó la guerra en Bosnia: a través de los medios de comunicación serbios, en un estilo periodístico cercano al que usan Jiménez y Vidal en la COPE.


“Viene a decir qué quién inicita más al odio, si él, o quien se reúne, en un acto de irresponsabilidad clamoroso por parte de un cargo público, con la cúpula de ETA”

Si fuera verdad que la reunión de Carod incita al odio, esto no exculpa a quienes también fomentan el odio. Lo de Carod puede tener muchas lecturas, pero dudo que la de fomentar el odio sea la más acertada.

“¿Puede el Conseller en cap del Govern de Catalunya atribuirse en secreto la capacidad para acudir a negociar algo que no le compete sin contar con nadie?”

No, no puede. Se equivocó, y dimitió. Algo que, por cierto, no hicieron otros cuando se equivocaron gravemente en otras ocasiones (las famosas armas de destrucción masiva de Iraq). Su reunión fue un error, y una irresponsabilidad, amén de una temeridad. Esto fomenta desconfianza, puede generar desconcierto. Pero no odio.


“No incitan más al odio quienes le dispararon en la pierna dejándole secuelas de por vida, precisamente militantes de Terra Lliure, organización que fue, tras el abandono de las armas, asimilada en cierta forma por ERC?”

Quines disparen tiros contra quién sea siempre generan odio, sobretodo entre las víctimas. Reconozco que odio a un determinado y desconocido camionero que provocó un grave accidente que tuve y me abandonó en medio de la carretera con riesgo para mi vida, pero aún teniendo secuelas no odio a los camioneros, ni me enzarzo en una cruzada contro todo lo que signifiquen mejoras para este colectivo profesional porqué ello podría beneficiar a ese capullo. ¡Faltaría más! No seamos estúpidos, por favor! Siento que le pegaran un tiro. Pero me alegro que Terra Lliure desapareciera y que ERC fuera decisiva, junto con el Gobierno español, para encontrar salidas. Y no creo que el odio sea un sentimiento bueno y útil, con el que debamos apoyarnos como guia de nuestras opiniones y actuaciones. Y menos desde micrófonos que gozan de gran audiencia. Un tiro siempre es nefasto, pero una proclama incendiaria también puede tener consecuencias terribles. No hace muchos mesos que un simple rumor sobre un terrorista suicida provocó decenas de muertos en Iraq cuando cundió el pánico entre la muchedumbre que atravesava un puente. No hubo ni un solo disparo, pero sí muchos cadáveres.

Carles, comparto casi todo lo que dices, no entraré en detalles pequeños (salvo uno: ¡yo no he dicho que esté en contra del Estatut!, al menos todavía, tengo una opinión bastante compleja sobre ello y no tengo demasiadas ganas de manifestarme sobre mi posición, está todo demasiado contaminado).

Prefiero centrarme en el tema principal de casi todas las respuestas que es el odio y la incitación al odio. El problema del odio es que es, como en el caso de tu experiencia con el camionero, relativo: depende de quien sea el incitado y el incitador. Lo que para muchos oyentes de Losantos es incitación al odio, para otros es legítima defensa. Una acción en contra de alguien se transforma en odio, el espectador independiente puede relativizarla. Por eso pienso que por mucho odio que se diga que Losantos incite no me parece suficiente argumento de nada, sólo tenemos los tribunales para aplicar las leyes que regulan la libertad de expresión. Un hecho cierto, es que genera irritación en mucha gente. Pero se puede decir que Iñaki Gabilondo la genera en otros: parecerá increíble, pero es así. Tiene mejor prensa, mejor estilo... pero no puede evitar que los mismos que se sienten bien con Losantos se sientan muy mal con Gabilondo.

Así, las declaraciones habituales de Carod-Rovira generan "crispación", "irritación" y, probablemente, "odio" en muchos no catalanes. Carod tiene el don de la falta de mesura y la irresponsabilidad. Acciones que dificultan mucho el entendimiento (lo mismo que sucede con gente como Losantos, que puede defender conceptos con los que se esté de acuerdo, pero que puede no gustarte nada la forma en que los defiende hasta el punto de perder el sentido positivo que pueda tener el concepto defendido). Sin embargo, es difícil que en Cataluña Carod sea percibido como incitador al odio. En su día Carod dijo lo siguiente, fíjate si puede ser demagogo: "Si en 600 años los españoles no han aprendido a decir Sabadell o Maragall bien pero dicen bien Schwarzenegger... No es que no nos entiendan; están en contra. Por eso soy cada vez más independentista". En un artículo mío en este blog, repliqué: "el argumento obvio es que si después de 600 años los españoles (sic) no saben pronunciar Sabadell, ¿qué podríamos decir de la inteligencia media y rigor intelectual de los catalanes que dicen Madrit y no Madrid?". ¿Decir eso es incitar al odio? Llama tonto a todo el que no es catalán sin preocuparse de si él es capaz de pronunciar Schwarzenegger en correcto alemán. Si lo hubiera hecho Losantos o Pedro J., estaríamos diciendo que es un ataque contra Cataluña y toda una demostración de odio. Carod, un separador que hace bien en querer ser separador porque es su intención, dimitió forzado, no porque quiso, como probablemente hubiera tenido que hacer Esperanza Aguirre si se hubiera ido a Marruecos a entrevistarse en secreto con la oposición de Mohamed para pactar el futuro de Ceuta y Melilla. Carod puede generar odio (en algunos, el odio es relativo) por estas palabras absurdas que he reproducido y por hacer sentir a muchos que con sus actos puede dar oxígeno a una organización terrible, con muchas víctimas abandonadas a la soledad que siguen clamando justicia. Como ves, la lectura que se hace de Carod puede ser exagerada vista desde según qué sectores de la sociedad catalana o puede ser vista como las de un fanático peligroso por sectores de la sociedad española. Yo puedo pensar honradamente que, aún no compartiendo muchas, muchísimas cosas de cómo Losantos explica las cosas, que se está exagerando con la COPE y Losantos, las palabras de momento no han matado y las falsedades, las injurias y las ofensas, al juzgado.

El odio es muy malo, es terrible. Es fatal. Lo comparto contigo. Pero no es fácil decir quién está atribuido para decidir lo que es incitar al odio y lo que no. Sólo podemos luchar contra ello como tú bien dices, escribiendo, dialogando - de verdad, no a la ZP -, polemizando, haciendo posible que múltiples medios de expresión puedan existir. Dos citas, para terminar, que recogí en una amplia relación de visiones que títulé "Del resentimiento, el odio, la incomunicación y los catalanes", las dos reales, aunque contradictorias y simultáneas:

"Se ve todo distinto desde Cataluña, pero yo creo que allí pasa algo raro, creo que hay un complejo en Cataluña: la gente se cree que Madrid es un ente abstracto que odia a Cataluña. Y yo estoy mucho en Madrid y jamás nadie por ser catalana me ha tratado mal, al contrario, Madrid no odia a Cataluña. Alguien debió decir algún día eso y se lo han creído."

Ariadna Gil, en EL MUNDO,(17 de septiembre de 2005)

Si vas un poco por ese camino, te das cuenta de que España es un país casi federal. Es una especie de federación. Hay tanta diferencia de mentalidades que casi todo se hace difícil. ¿Cuánta gente en España dice que es español? Son gallegos, son vascos, son catalanes, son andaluces. Es un elemento muy importante. Cuanto tú dices: soy catalán, representas a Cataluña, que es un trocito. Pero si juegas en el equipo nacional representas a España, que es muy grande. Y además, mucha gente de las otras regiones son tus enemigos.

Johan Cruyff, entrevistado por Jorge Valdano el 17 de julio de 2000

Enemigos, odio. Palabras a enterrar.

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